miércoles, 21 de marzo de 2018

El último regalo de Paulina Hoffman, Carmen Romero Dorr


Aunque la portada de corte clásico no me atraía demasiado, reconozco que acabé cayendo en esta novela que me recordaba al “Tiempo entre costuras” y por la  que no aposté demasiado. Un título con apellido alemán, que coincidía con otro de Alejandro Palomas que tenía pendiente de lectura, terminó despertando mi curiosidad ante tan original coincidencia y he de reconocer que la he leído rápido y sin esfuerzo; sin duda la lectura agradable que siempre apetece leer y que recomiendo para disfrute de cualquier lector.
Paulina Hoffmann crece en el infierno del Berlín nazi, pero el horror invade del todo su vida cuando el ejército ruso ocupa la ciudad al final de la guerra. En esos días, su madre toma una decisión que marcará para siempre la historia de Paulina: su huida desesperada al Madrid de la posguerra, su apasionada juventud en España, su inesperado matrimonio y, sobre todo, el gran amor hacia sus hijos y su única nieta, Alicia.
Será Alicia la que, muchos años más tarde y tras la muerte de Paulina, decida viajar sola a Berlín para sumergirse en el pasado de la mujer de la que tanto aprendió y comprender el último secreto de su abuela, una auténtica superviviente que logró decidir su propio destino a pesar de los recuerdos y el silencio.
Carmen Romero Dorr, no era una desconocida para mí, a decir verdad, la asociaba a editora de otras novelas que he tenido la oportunidad de leer. En esta ocasión se estrena como escritora, y lo hace con una historia de corte clásico mezcla de thriller y novela negra, en la que los secretos y misterios del pasado se convierten en el hilo conductor del relato.
Narración de dos historias que tienen lugar en dos planos temporales diferentes, contadas por un narrador omnisciente a dos voces distintas. Por un lado, nos lleva al Berlín de 1938, a los inicios de la Segunda Guerra Mundial, Paulina, la principal protagonista que da pie a toda la historia, nos cuenta la huida hacia el Madrid de Posguerra y su vida lejos de sus orígenes; por otro lado, el segundo hilo argumental se desarrolla en los tiempos actuales y cuenta la trayectoria de vida de su nieta Alicia, quien tras su muerte se enfrenta a los secretos no desvelados de la vida de su abuela.
Carmen se inspiró en la vida de su propia abuela y bajo un esquema sencillo mezcló realidad y ficción, añadiéndole dosis de misterio, intriga y un secreto alrededor del que pivotaran los ambientes y personajes de un viaje cargado de emociones y sentimientos. Así reforzó el binomio abuela/nieta combinando pasado y presente en un ir y venir a través de momentos históricos, consiguiendo escribir una novela de mujeres, en la que los hombres juegan un papel secundario, aunque no por ello, este secreto solamente sea “cosas de mujeres”.
Está dividida en partes tituladas y subdivididas a su vez en capítulos. Escrita con ritmo pausado pero con un suspense continúo que mantiene el interés por la misma. Personajes bien trazados y de múltiples caras, lenguaje asequible y prosa limpia. La ambientación de ciudades como Madrid, Berlín y Málaga, así como el repertorio de temas que aborda, enriquecen una historia de abuela que acaba haciendo sombra a la de su nieta, sin por ello desmerecer una en detrimento de la otra.
No es literatura femenina, tampoco es la típica historia de nazis aunque sí de heroínas y supervivencias contadas con la calma y angustias propias del género  y lo que es indudable es que está avalada por una buena campaña de publicidad al más puro estilo de apuesta editorial.
Recomendable para todos los públicos, que nadie espere un libro profundo ni con sorpresas que cortan el aliento; predecible y con un final que desvela su título; no quiero olvidar los guiños literarios y la defensa acerca del papel sanador de la lectura en la Humanidad, suficiente para animaros a su lectura inmediata y sino, para el verano que está aquí mismo.
“Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna."

jueves, 15 de marzo de 2018

Qué vas hacer con el resto de tu vida, Laura Ferrero


No es la primera vez que leo a esta joven promesa de las letras españolas. Hace muy poco reseñé un libro de relatos cortos llamado “Piscinas vacías”, de gran originalidad y potencia literaria y que me gustó bastante. En esta ocasión, la periodista y editora nos sorprende con su primera intrusión como novelista, aunque vuelve a presentarnos una historia desarrollada a través de dos relatos que transcurren de forma paralela, pero cargados de sentimientos y experiencias totalmente opuestos, y en los que se observa su estilo de escritora de cuentos.
“Con treinta años Laura deja a su pareja y abandona Ibiza para mudarse a Nueva York. Su juventud ha estado marcada por la relación con su padre, un hombre intolerante; su madre, que desapareció para regresar cinco años después; y Pablo, su hermano, que encuentra en la pintura la manera de luchar contra la enfermedad mental que padece.
En Nueva York, Laura empieza a trabajar en una editorial y a asistir a las clases que Gael, un misterioso conocido de su madre, imparte en la Universidad de Columbia.
¿Quién es Gael? ¿Qué sabe él de todo lo que ha ocurrido en su familia?”.
El título, ¿qué vas hacer con el resto de tu vida?, ya nos avisa que los interrogantes y la búsqueda de respuestas, van a ser el eje sobre el que va a pivotar la trama de la novela. Es el relato de Laura y su familia, de manera que no deja de ser una historia familiar, lo acontecido en el pasado desde su infancia hasta la actualidad, especialmente aquellos momentos que contribuyeron a dar solidez a sus cimientos como persona, los mismos que hoy se tambalean. Como todo repertorio cronológico que se precie, se alternan hechos agradables de recordar, con recuerdos dramáticos aparcados por nuestra protagonista que son recuperados en un intento desesperado por resolver y cerrar las heridas que el tiempo no ha logrado borrar.
Preguntas acerca de su existencia y manifestaciones de deseos de cambios urgentes para alterar su maltrecha situación emocional. Narrada en primera persona por la propia Laura, con un ritmo pausado plagado de largas reflexiones, innumerables metáforas y continuos guiños literarios, musicales, geográficos y pictóricos. Un cuadro de familia desestructurada, con grandes fisuras, con víctimas identificadas, y un desgaste personal y emocional muy evidente en nuestra protagonista principal.
Aunque el ritmo es pausado, hay una buena dosificación de intriga y suspense, además de ciertos giros argumentales que te dejan con la boca abierta. La escritora ha hecho un buen trabajo psicológico entorno a los personajes, sin dejar por ello de abordar temas de carácter social como la infidelidad, la soledad, la violencia y las relaciones paterno filiales, dando a la novela un tono reflexivo e intimista.
En general está bien escrito, la prosa es sencilla y asequible, pero me ha provocado el “interrogante” acerca de tanto recreo en el pasado cuando realmente el título se pregunta por el futuro. Está claro que hay que enfrentarse a los temores más pronto que tarde y resolver los oscuros secretos de nuestra mente.
Os la recomiendo porque al igual que su anterior libro de relatos, es diferente y agradable de leer; ahora bien, elegid un estado anímico fuerte, no toda la historia goza de buenos momentos y en algunos pasajes la crudeza es muy explícita. Personalmente, creo que podía haberle sacado más provecho a la trama y descargarla del halo de melancolía y tristeza que se respira en toda la lectura, pero entonces no hubiera transmitido la esencia de esa mujer atormentada por su pasado. Os gustará.
“Dicen que los duelos duran un año, los del corazón, los de la vida. Pero nadie asegura que estos no puedan alargarse más, hacerse tan eternos que acaben llegando a ser parte de la temida palabra: siempre”.

viernes, 9 de marzo de 2018

Lo único que importa, Agnés Leidig


No son pocas las ocasiones que me dejo llevar por un título sugerente y una sinopsis facilona. Buscaba una lectura sin grandes pretensiones y esta novela muy cercana al guión de película de tarde de sábado, se ajustaba a la idea de pasar un par de tardes entretenida, atrayente en la historia, pero demasiada “pastelona” para mi gusto, a pesar de todo la he leído y os dejo una sencilla reseña para que la elijáis si os resulta aceptable.
“Atenta y cariñosa, Juliette se entrega en cuerpo y alma a los demás, pero a veces se olvida de sí misma. Esta vocación hace que los pacientes del hospital la consideren mucho más que una enfermera. Y así se entrega también a Roméo, un joven bombero que acaba de ser ingresado tras entrar coma al precipitarse de un piso en llamas cuando salvaba a un niño. Con suma ternura, Juliette lo acompaña durante todo ese tiempo en que él bucea en la oscuridad.
Cuidar de los demás permite a la enfermera abstraerse de sus propios problemas, de su batalla interior. Juliette ansía ser madre, pero la naturaleza le niega ese deseo que empieza a convertirse en una obsesión para ella. Además, en casa, su pareja no la entiende e incluso la menosprecia y la humilla.
Los momentos junto a Roméo, que lucha por sobrevivir y recuperarse, la insuflan de vida y se convierten en un soplo de esperanza que conlleva toda una lección: para ser feliz lo importante es mirar hacia dónde vamos y no de dónde venimos”.
La vida y la profesión de una mujer se convierten en el eje de este argumento que nos hace pensar en el conocido “efecto mariposa”. Un accidente inesperado, puede provocar una serie de reacciones en cadena que acaban en acontecimientos y consecuencias impredecibles. Es el caso de la pareja de Romeo y Julieta, sí, como los amantes de Shakespeare, vamos todo un guiño al genio de la literatura británica.
Son trescientas páginas narradas a varias voces siempre en primera persona, con una estructura muy simple y fácil de seguir, dividida en capítulos cortos, con diálogos asequibles y personajes cotidianos y familiares. Como curiosidad, hay una parte de la novela redactada en modo epistolar, cartas de un diario que completan una trama de ritmo lento y con una ausencia de giros y sorpresas que agudizan la falta de tensión de toda la novela.
Puedo decir que a pesar de haberla asociado a las películas alemanas de Antena 3 que últimamente inundan las horas sagradas de siesta, no dejo de reconocer temas interesantes de aplastante actualidad. La violencia de género y el maltrato, la infertilidad y sus consecuencias, la adolescencia y un marcado interés por incidir en la denuncia de todas estas cuestiones que viven las sociedades actuales. Sin duda es una novela en la que se reconocen las diferentes versiones del amor, el valor de las segundas oportunidades, el papel del altruismo, la solidaridad y el vitalismo…, un canto a la vida.
Lectura recomendada para todos los públicos, muy predecible, monótona y,  “pamplinosa”, pero como es habitual en mí, si la comenzáis no la dejéis abandonada…, bueno, salvo que se os haga insufrible. Como un pequeño homenaje a esta comadrona de Alsacia, os digo que la terminé y a la “carrera”. Espero que os guste, “Para libros, los autores”.
“Hay un día en el que todo está desordenado. Las palabras, el pelo, la cama, el corazón y la vida”.

martes, 6 de marzo de 2018

Un amor, Alejandro Palomas



Sin duda, Alejandro Palomas es uno de los autores que más me han hecho disfrutar en los últimos años, por eso puedo adelantaros que si es desconocido para vosotros os gustará. Hace unas semanas, una amiga que suele bucear en mi Facebook me recomendó su lectura y curiosamente ya la había leído; para “la maestra Gema” va esta humilde reseña en la que seguro estaremos de acuerdo.
“En el reducido universo familiar de Amalia y sus tres hijos, Silvia, Emma y Fer, el engranaje se mueve al ritmo desacompasado de las emociones. Es una familia típica, y sobre todo, muy real. Un cosmos cocido al fuego lento de varias entregas que han atado a miles de lectores. Pero llega un día cumbre en sus vidas. Emma se va a casar y todos se sumergen en las tareas y los remolinos de organizar la mejor boda. La noche previa a la ceremonia, una llamada rompe la armonía familiar. Silvia, Emma, Fer y otros parientes se conjuran para poder celebrar a la vez el aniversario de Amalia, que coincide inevitablemente con la fecha de la boda. 24 horas de acelerón emocional que pondrán a prueba a todos y cada uno y al mismo engranaje familiar”.
A simple vista, el argumento es de una sencillez aplastante, incluso podíamos llegar a pensar en un encuentro familiar en el que se ajustarán viejas deudas, donde las chispas van a saltar por los aires, los reproches se sucederán sin freno, las reconciliaciones harán acto de presencia y las dudas sobre el éxito o el fracaso del evento, nos van a mantener en vilo hasta la última página. Bueno, en realidad un poco de todo eso hay, pero la manera en la que este filólogo catalán aborda el concepto de familia es tan especial, que acaba por sorprendernos gratamente apareciendo el “Palomas” de siempre.
La familia de Amalia ya es conocida de los lectores, sus dos novelas anteriores, “Una madre” y “Un perro”, completan junto a “Un amor”, lo que podría ser la trilogía de una de las estirpes más cotidianas y a la vez originales de cuantas hayamos oído hablar. Son los mismos personajes, la misma matriarca, idéntico esquema narrativo y comparte el “Universo familiar” al que se hace mención arriba, aunque lo mejor de todo es su independencia como relato, ya que pueden ser leídos desordenadamente, pero lo suyo es seguir el orden en el que Alejandro nos lo ha hecho llegar.
Si tuviera que vender la novela os diría que es la historia de un reencuentro entre los miembros de la familia de Amalia y sus seres más allegados, que les motiva a ello la celebración de dos grandes acontecimientos, un aniversario de cumpleaños y un enlace matrimonial, que la narración está presidida por un cóctel de emociones, sentimientos, y “amores” en todas las versiones conocidas, haciendo de estas veinticuatro horas un relato inolvidable. Sus personajes están construidos sin jerarquía ninguna, sin destacar los unos sobre los otros, asumiendo Fer el papel de narrador del evento, pero por el simple hecho de ser alguien quien nos haga llegar lo acontecido. Cada uno de ellos sufre una evolución que enriquece esta labor de “actores” en un mundo familiar de vidas corrientes como la de cualquier “hijo de vecino”, con luces y sombras, alegrías y desgracias…, lo normal en el día a día.
Las más de cuatrocientas cincuenta páginas de la novela, se pasan volando gracias a los diálogos ocurrentes y divertidos que rozan lo surrealista, y que maquillan los pasajes de tristeza que sin lugar a dudas tienen un hueco en estas situaciones cotidianas. No es Alejandro Palomas un autor que destaque porque en sus obras pasan grandes “cosas”, más bien lo contrario, nos hace llegar hechos  “familiares” a todos los mortales, algunos inesperados y otros corrientes, pero todos quedan huellas en nuestra trayectoria vital, algo común a la “Familia de Palomas”.
Esta mezcla de humanidad, sencillez, lecciones de vida, valores y aplausos al sacrificio que nos ha regalado el autor, es lo que me ha “enamorado” una vez más de él. Habla de soledad, de la confianza, de la vejez, del paso del tiempo, de cómo enfrentarse a lo inesperado, de la enfermedad, de la generosidad colectiva, de la amistad, de la mentira y sus consecuencias y de la vida; y lo hace ayudado de un lenguaje asequible y una elegancia al más puro estilo “Palomas”, atreviéndose a poner el foco de atención no solo en las alegrías sino en el sufrimiento de toda nuestra existencia, haciéndonos reflexionar acerca de la idea de que somos lo que recordamos, lo bueno y lo malo y que a la hora de la avalancha de emociones, los recuerdos no saben de “selección”, todo en su “universo” cuenta.
Os la recomiendo y aviso de que su final supone un arañazo en el corazón, pero inevitable asumir que lo que comienza siempre acaba terminando. Precioso alegato a la Humanidad el de nuestro escritor, por una vez desde mi humilde juicio, merecedor del Premio Nadal 2018, aunque esto de los premios no es relevante.
“La vida no es lo que es, sino lo que sentimos al recordarla”.

jueves, 1 de marzo de 2018

La oficina de estanques y jardines, Didier Decoin



No es la primera vez que me dejo atrapar por una portada que “quita el sentido”, y es que precisamente la historia de Didier Decoin, va mucho de sentidos y evocaciones preciosistas de los ambientes orientales, aunque en este caso no sea un escritor japonés quien nos hace llegar esta novela mezcla de aventuras, amor incondicional y viaje físico y espiritual de la valiente y abnegada Miyuki.
“Japón, año 1100. Al borde del río Kusagawa hay una pequeña aldea conocida más allá de sus fronteras por ser la encargada de surtir los estanques de la ciudad imperial de las carpas más hermosas. Pero este año el diestro pescador que lleva a cabo tal tarea ha muerto, y su joven viuda es la única que tal vez podría reemplazarlo. Así, reclutada por el director de la Oficina de Estanques y Jardines, y cargando sobre sus frágiles hombros una pértiga de la que cuelgan los cestos donde rebullen los peces, Miyuki emprende un largo viaje en el que deberá afrontar amenazas y monstruos -humanos y acuáticos-, y demorarse en posadas de té en las que no se vende precisamente té. Una vez en la corte imperial, con la misma inocencia con la que ha conocido el sexo y el engaño, y vestida con doce kimonos de seda, será la insospechada protagonista del concurso anual de perfumes convocado por el emperador con el tema de ,una doncella cruzando un puente luna entre dos neblinas”.
Lo encontré en la biblioteca que habitualmente frecuento, la sinopsis era diferente y el marco histórico me trasladaba al Japón milenario del siglo XI, suficiente para darle una oportunidad y en líneas generales me alegro de haberlo hecho.
Puedo contaros, que es una historia en la que el protagonista principal es sin duda el “amor” que trasmite la heroína de lo que podría ser un cuento repleto de elementos orientales, que retratan a un Japón humilde frente al imperial con las diferencias que ambos mundos suponen. Miyuki, asume como viuda el relevo de un mundo exclusivo de hombres, y lo hace acompañada por el espíritu de su esposo en lo que será la odisea y el desafío más grande de su hasta ahora humilde existencia.
La trama es muy simple y fácil de seguir, buen ritmo, cargado de curiosidades, buenas dosis de sensualidad y pasajes eróticos elegantemente tratados, documentación perfecta pero algo occidentalizada y el lenguaje aunque asequible, cuenta con la complicación de los innumerables términos en japonés, solo comparable a la cantidad desmedida de aclaraciones que resultan excesivas y difíciles de seguir.
Sin duda es una alegoría del duelo, un homenaje al esfuerzo y al coraje demostrado en los momentos más extremos de la vida, un tributo al amor y a la importancia de la comunión entre esposos que perdura más allá de la muerte, con un mensaje alentador de mirar siempre hacia adelante.
A pesar de la reseña buena y recomendar la lectura de este periplo que arranca del mundo más humilde a la grandeza más extrema; en general la historia es cuanto menos poco creíble, de ahí mi parecer como relato ancestral y cultural del Japón medieval rozando la estructura de un cuento, siendo poco realista pensar en una viuda que recorre distancias plagadas de peligros haciendo equilibrios con cestos cargados de carpas saltarinas, y que todas lleguen intactas a su destino. Esta apreciación y un final que flojea, es de los pocos “peros” que le puedo poner a una narración que será muy del gusto de los amantes de lo “oriental”. Espero que disfrutéis de este paseo por la cultura japonesa.
“La vida no cuenta los pasos que has dado, ni los zapatos que has usado… sino las huellas que has dejado”.