viernes, 9 de febrero de 2018

Tú, yo y la vida de los otros, Vicent Maston



Cuando leí el argumento de esta fábula urbana, supe que me iba a gustar porque en el fondo todos somos algo “bipolares”, sin dejar de ser “buena gente” que decimos coloquialmente, al menos yo, he sufrido momentos en los que he tenido la necesidad de tomarme la justicia por mi mano, vamos que por razones ajenas a mi buena voluntad, he sacado lo peor que irremediablemente llevamos dentro, rozando peligrosamente los límites entre el bien y el mal. Confieso que no he llegado nunca a “mayores”, pero que al igual que nuestro protagonista somos portadores de dos caras que pueden hacerse presente cuando menos te lo esperas.
“A veces querrías cambiar el mundo. A veces querrías gritar y en cambio callas. Sin embargo, hay momentos en los que la vida te ofrece pequeños instantes de justicia. Momentos en los que puedes decir no a los prepotentes o a los indiferentes y eres como un héroe invisible. Así es Germain. Vive entre dos mundos: en uno es un muchacho serio y trabajador, apasionado por la música, un poco introvertido por su tartamudeo y enamorado secretamente de Clotilde, su logopeda; en el otro, asume las dimensiones tentaculares del metro parisino y se transforma en un superhéroe tomándose pequeños gestos de justicia, jugando al azar entre los límites del bien y del mal y divirtiéndose adivinando la vida de los otros. Pero el encuentro con una joven justiciera que comparte su misma batalla cambia su vida y le empuja a modificar las reglas de su juego”.
Primera experiencia narrativa de Vicent Maston, de manera que su debut literario lo hace a través de las vivencias de Germain, quien en primera persona nos narra su día a día, sus visitas a su logopeda, sus complejos ante la evidente tartamudez, sus límites a la hora de relacionarse, su autoestima frágil y esa doble actitud de héroe anónimo, comportamiento que le facilita unas relaciones sociales que en su vida cotidiana no consigue.
Al principio el tono jocoso de la novela no hace adivinar la seriedad del relato a medida que este avanza. El humor y el sarcasmo, unido a las dosis de sensibilidad y buenas reflexiones, acaban provocando una empatía con este joven que sin imaginarlo, topa con su alma gemela para asumir que no está solo en su particular guerra de emociones.
Muy sencilla y fácil de leer, doscientas páginas con innumerables referencias musicales, con guiños de felicidad y drama para configurar un escenario de lo más cotidiano y real. Me ha gustado porque describe situaciones que nos rodean a diario y que pasan desapercibidas, muchas de las cuales no parecen afectarnos, precisamente por ser “la vida de los otros”, pero que en algún momento pasa a ser nuestra propia vida.
Os la recomiendo sin grandes pretensiones, una tarde, un buen sillón y un relato bien escrito.
“La soledad es el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y busca la compañía del otro”.

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