lunes, 27 de noviembre de 2017

El extraño verano de Tom Harvey, Mikel Santiago


Mikel Santiago y su “Extraño verano de Tom Harvey”, estaban aparcados en la lista de lecturas del verano que sin desearlo expresamente se van dejando atrás, hasta que el balance obligado de un año que va tocando a su fin, las vuelve a colocar delante de mis ojos; es sin duda la novela típica de “playa” que te sumerge en una historia sencilla y entretenida, sin grandes pretensiones, que no requiere un gran esfuerzo mental y que no llegando a ser inolvidable, tampoco resulta para recordar entre las grandes obras maestras de la literatura contemporánea.
«Yo estaba en Roma cuando Bob Ardlan me llamó. Para ser exactos: estaba con una mujer en Roma, cuando Ardlan me llamó. Así que cuando vi su nombre en la pantalla del teléfono pensé: "Qué demonios, Bob. No me llamas en una eternidad y vienes a estropearme el mejor momento del verano". Y lo dejé sonar. Dos días después, supe que Bob había caído desde el balcón de su mansión en Tremonte pocos minutos después de marcar mi número. ¿O tal vez le habían empujado? No me quedaba más remedio que pisar el acelerador del coche y plantarme allí para hacer unas cuantas preguntas.»
Un thriller mediterráneo con buena ambientación pero pobres descripciones, nos llega narrado de la mano de su protagonista. Junto a este antihéroe de habilidades muy cuestionadas, aparecen una galería de personajes de floja personalidad que no llegan a trasmitir mucho, a lo largo de un relato que avanza a buen ritmo entre los rasgos psicológicos y lo más puramente clásico, llegando a recordar a la muy querida Agatha Christie, donde nada es lo que parece y la trama inicial de suicidio se va perfilando como un misterio que envuelve una serie de crímenes por resolver por el más torpe de los investigadores “del mundo mundial”.
Me enganchó por su aplastante naturalidad y por contar con una tensión muy sutil que no me dejaba opción ni posibilidad de “abandono”, pero sus giros argumentales podían estar más “currados” y los tópicos policiales unidos a los psicológicos la hacen a ratos “empachosa”; aún así la he terminado por un “misterioso motivo” que no sabría desvelar.
Son quinientas páginas que no recomiendo si se tienen lecturas pendientes con más garantías, pero es una buena propuesta para este verano que se acerca con una rapidez de vértigo…, ese es el momento ideal para saber cómo fue el “extraño verano” de nuestro Tom que se ha visto inmerso en una trama en la que hasta él resultaba ser sospechoso; habrá que darle una oportunidad, espero que con el calorcito lo hagáis.

“Las puertas del corazón tienen que estar siempre abiertas, para que toda persona que nos haga bien entre, y toda persona que nos haga mal salga.”

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