domingo, 5 de noviembre de 2017

Camille, Pierre Lemaitre

        Con “Camille”, se cierra la tetralogía de la saga del comisario Camille Verhoeven, ese 1,45 de hombre que acarrea en su alma todo tipo de sufrimientos y desgracias solamente comparables con su inteligencia y profesionalidad. Comencé el año pasado con estas lecturas del que hoy es considerado como el genio de la novela negra en Francia. Pierre Lemaitre me ha tenido entusiasmada en sus tres primeras entregas, “Irené”, “Alex” y “Rosy & Jhon”; no puedo decir lo mismo de la última, puede que todo sea producto de la calidad literaria de las anteriores y que sinceramente no he visto ni disfrutado en “Camille”.
“Anne Forestier queda atrapada en medio de un atraco a una joyería en los Campos Elíseos. Tras recibir una paliza que la deja al borde de la muerte, tiene la suerte de sobrevivir… y la condena de haber visto la cara del asaltante. Su vida corre un grave peligro, pero Anne cuenta con la ayuda del hombre al que ama: el comandante Camille Verhoeven. Este estará dispuesto a actuar al margen de la ley con tal de protegerla. Pero ¿quién es ese enemigo, y por qué ese empeño tan feroz en acabar con Anne?
«El hombre que sostiene la repetidora se detiene, se da la vuelta, duda: es cierto que un disparo es la mejor forma de atraer a la poli antes de haber empezado, cualquier profesional lo sabe. Por un momento vacila sobre los pasos a seguir y, una vez tomada la decisión, se vuelve de nuevo hacia Anne y le lanza una larga serie de patadas. Ella trata de esquivarlas, pero incluso si hubiese tenido fuerzas se lo habría impedido la puerta contra la que está arrinconada. No hay salida”.
En la introducción ya he mostrado mi desilusión inesperada por la lectura de este francés al que pienso seguir leyendo. Tengo poco que añadir a las anteriores reseñas en lo referente a la grandeza de este “pequeño” comisario, el estilo, la lectura ágil, la atmósfera que envuelven sus casos, el suspense, la resolución de los crímenes, la intriga garantizada…, todo lo que define el sello Lemaitre. Ahora bien, no siendo una trama mal construida, sus giros argumentales son muy flojos y predecibles comparados con el despegue tan brutal de la novela, me esperaba mucho más y siendo la última contaba con un broche de oro a la tetralogía que aconsejo se lea en riguroso orden de edición.
Siento que la narración ha sido más plana y lenta, momentos en los que quería empujar para que pasara algo porque las emociones escaseaban hasta resultar monótona. Trescientas páginas que se preveían brutales por la potencia del principio, con una descripción del atraco impresionante más que visualizado sentido, pero a medida que me fui metiendo en la trama no volví a ver esa intensidad a la que nos tiene acostumbrados.
Resulta entretenida, con un ritmo diferente que decae curiosamente hacia la mitad, momento en el que es fácil intuir que algo falla en los personajes que rodean a nuestro querido Camille. Es innegable que se disfruta con el planteamiento contradictorio que Pierre confiere al personaje, mitad profesionalidad y mitad corazón, y son esos conflictos emocionales son los que le ayudan a cerrar historia complejas, pero en este caso descubiertas mucho antes de llegar al ansiado “fin”.
Me esperaba “el cuarto” de traca y no ha sido así. En cualquier caso, leedla porque en ningún momento me planteé dejarla, que se aprecie menos intensidad en el relato es señal de la fuerza e impacto de los anteriores, pero en ningún caso una crítica a su incuestionable calidad literaria. Seguro que os gusta.”

“Un acontecimiento se considera decisivo cuando desbarata nuestras vidas por completo”.

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