domingo, 17 de septiembre de 2017

Sé lo que estás pensando, Jhon Verdon


“Sé lo que estás pensando”, es el primero de los títulos de la Trilogía de Jhon Verdon; escritor del que solo había leído algo en los blogs, y sí que me había fijado en esta portada de números salpicados de sangre que no me dejó indiferente para nada. Elena, es una amiga que comparte afición y gustos literarios muy cercanos a los míos, y fue ella la que tras un comentario apasionado en las redes sociales me animó a ponerlo en mi lista de espera, llegado el turno, lo leí con el ritmo adictivo con el que se lee estos thrillers mezcla de género negro y policiaco, con asesinos en series de perfiles retorcidos y motivaciones descabelladas, con buenas dosis de terror, suspense y mucha sangre.
“Un hombre recibe una carta que le urge a pensar en un número, cualquiera. Cuando abre el pequeño sobre que acompaña al texto, siguiendo las instrucciones que figuran en la propia carta, se da cuenta de que el número allí escrito es exactamente en el que había pensado. David Gurney, un policía que después de 25 años de servicio se ha retirado al norte del Estado de Nueva York con su esposa, se verá involucrado en el caso cuando un conocido, el que ha recibido la carta, le pide ayuda para encontrar a su autor con urgencia. Pero lo que en principio parecía poco más que un chantaje se ha acabado convirtiendo en un caso de asesinato que además guarda relación con otros sucedidos en el pasado. Gurney deberá desentrañar el misterio de cómo este criminal parece capaz de leer la mente de sus víctimas en primer lugar, para poder llegar a establecer el patrón que le permita atraparlo.
Algo más de cuatrocientas páginas ha necesitado este director creativo para dar vida a un asesino en serie que elige los números para desafiar a sus víctimas, obligándolas a seguir sus indicaciones bajo las amenazas de muerte que rodean las malignas intenciones de su yo más criminal. El argumento engancha porque está bien narrado, pero se hace poco creíble en lo que a la elección de las víctimas se refiere, por lo que la trama resulta algo forzada. Tras ese hilo principal, existe otra historia secundaria que nace de la relación del policía que investiga las muertes y su esposa, algo que hilvana el autor con una habilidad que se disfruta y aplaude.
David Gurney, es el protagonista de este thriller mezcla de suspense y recuerdos de su vida y la de sus esposa Madelaine, que desgrana en idas y venidas del pasado al presente con tildes psicológicos que permiten una tensión narrativa asegurada. Estructura del relato muy sencilla, dividida en capítulos de corta duración, con un lenguaje sencillo y ágil que resulta rápida de seguir. El autor Jhon Verdon utiliza el recurso de las pistas para ir dejando un reguero de datos que el lector debe interpretar para ayudar a encontrar al culpable; ahora bien, personalmente no deja muchas opciones al lector porque se recrea en demasiadas explicaciones y detalles que te hacen sentir que “te lleva de la mano” y al final acabas pensando aquello que él ha previsto en el argumento.
Ese detalle arriba mencionado, junto a las descripciones algo extensas en ocasiones muy puntuales, es la única pega que le puedo sacar a la lectura, sin olvidar que cuando se ha leído obras de este género, los tópicos referentes a polis borrachos, mujeres resignadas, parejas y familias destrozadas, pasados de infancias crueles y depresiones interminables, empañan la trama y acaban aburriendo.
El principio de la lectura es algo lento, pero el ritmo aumenta satisfactoriamente a medida que el relato avanza, las explicaciones continuas y frecuentes de los hechos, resultan justificadas y razonables a la hora de entender el misterio que mueve a este inteligente asesino en serie. El final llega tras múltiples giros inesperados que sorprenden y cierran una novela muy bien narrada, tanto que resulta una historia impredecible.
La trilogía se completa con “No abras los ojos” y “Deja en paz al diablo”,  como ocurre la mayoría de las veces, acabaré por leerlas, estos individuos de mentes retorcidas que aparecen tan bien descritos y perfilados por nuestro joven escritor, generan un morbo que sirve de curiosidad y motivación para seguir sabiendo más de sus habilidades como escritor.
Recomendada no como lectura veraniega sino para los amantes de este género que tan buenos ratos nos hace pasar.

“Lo único más impactante que la verdad son las mentiras que cuenta la gente para ocultarlas”.

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