sábado, 26 de agosto de 2017

Mac y su contratiempo, Enrique Vila-Matas




Enrique Vila-Matas, es un auténtico desconocido para mí, un día se cruzó este ejemplar puesto en las preciosas piernas de una compañera, muy buena lectora por cierto, y me entró curiosidad sobre el posible “contratiempo” del que estaba siendo objeto este individuo de nombre tan escueto. Leí varias veces la sinopsis, lo comencé otras tantas y confieso que me costó mucho pillar el “tranquillo”, que decimos por mis tierras, a lo que he llegado a entender es, una “novela sobre la literatura”.
“Mac acaba de perder su trabajo y pasea a diario por El Coyote, el barrio barcelonés donde vive. Está obsesionado con su vecino, un famoso y reconocido escritor, y se siente molesto cada vez que éste lo ignora. Un día lo oye hablar con la librera sobre su ópera prima Walter y su contratiempo, un libro de juventud lleno de pasajes incongruentes, del que se acuerda vagamente, y Mac, que acaricia la idea de escribir, decide entonces modificar y mejorar este primer relato que su vecino preferiría dejar en el olvido”.
Trescientas páginas que parecían pocas y llevaderas y sin dejar de ser sincera, ha sido un reto ponerles fin; últimamente Barcelona es el escenario de todos estos seres que vagan sin rumbo por razones relacionadas con el momento social que vivimos, sino es incomprensible que haya tanto paseante con destinos descarriados concentrados en la misma ciudad. He entendido que Mac se propone un reto, recuperar la lectura y reescribir una obra conocida gracias a un vecino que no la considera ni importante ni digna de recordar. La obra se títula “Walter y su contratiempo”, y es además parte del título de esta obra de ficción, que aunque yo no he sabido disfrutar, no deja de ser entretenida e irónica.
Desde el comienzo, el autor queda claro que nuestro protagonista tiene una preferencia por la poesía y por los cuentos, lo que no le va a frenar en la tarea que se ha encomendado; se convierte en narrador y a la vez en escritor de un diario de iniciación repleto de acontecimientos triviales que resultan ser el reflejo de su carácter y de la vida sencilla y humilde que vive.
Aunque el eje central sobre el que gira el relato es la “relectura y reescritura”, la novela está compuesta por diez relatos de lecturas combinadas, que sirven para narrar cómo el origen de la literatura se remonta a las variaciones de un primer relato oral y de ahí hasta nuestros días.
El repertorio de relatos dentro de otros  y la mezcla de géneros que surgen en el trabajo literario de Mac, lo va reflejando en su diario, gracias al cual asistimos a reflexiones interesantes que no te dejan indiferente. No obstante el libro me gustó al principio, pero tengo la sensación que pierde fuerza a medida que avanza y eso me ha desencantado aún más de lo que he estado a lo largo de su lectura.
Sinceramente no está hecho para mi gusto literario. Para poder hacer una reseña medio decente dentro de mi humilde labor de bloguera, he tenido que visitar otros comentarios acerca de este “contratiempo”, y lejos de ayudar me han complicado más la visión de esta novela, especialmente en aquellas reseñas en las que hablaban de ser divertidísimo y deslumbrante; por eso no voy a recomendarla ni rechazar su lectura, mejor que cada uno se embarque en su propio “contratiempo”, porque yo intentaré superar el mío.
Tengo entendido que este señor es un genio de la narrativa, de manera que la oportunidad hay que dársela.
“Mi pasatiempo favorito es dejar pasar el tiempo, tener tiempo, tomarme mi tiempo, perder el tiempo, vivir a contratiempo”.

miércoles, 23 de agosto de 2017

La chica en la niebla, Donato Carrisi


Me gustó esta portada con la silueta de una joven en cuyo interior aparece un caballero y de trasfondo una niebla en plan atmósfera de misterio. Su sinopsis era de una brevedad que dejaba todo por descubrir… y como ya tocaba, elegí un autor que por primera vez leía y en líneas generales puedo decir que me han quedado ganas de repetir.
“La justicia no le interesa a nadie. La gente quiere al monstruo. Y yo les doy lo que quieren.» Una chica desaparecida en un pueblo de montaña” .La lluvia, la niebla, las luces. Las luces son las de las cámaras. Han llegado los medios de comunicación. Y todo ha cambiado.
  La descripción inicial de la reseña, es una pista para contaros que el argumento tiene una doble línea de intriga; por una parte la desaparición de Anna Lou y por la otra, la presencia en ese escenario del investigador Vegel dos meses después de ese extraño misterio. El comienzo es algo lento pero cargado de interés, no en vano son los ejes sobre los que pivota toda la novela. Trama sencilla, sin sobresaltos añadidos, ni nuevas muertes, ni nada que no esté relacionado con ambos ejes de un engranaje que el autor va poniendo en marcha a medida que avanza el relato.
A lo largo de cuatrocientas páginas, Carrisi va dejando pistas para que el lector monte la maquinaria a modo de rompecabezas, te obliga a meterte y participar de la historia, colaborando nosotros mismos en la tensión narrativa. El suspense se mantiene hasta el final, es un relato bien contado y mejor rematado.
Narración bien estructurada e hilvanada sin cabos sueltos. Dividida en capítulos que aparecen fechados siempre con la referencia del 23 de febrero, día de la desaparición, los saltos en el tiempo son continuos, existe un narrador omnisciente que conoce al detalle lo ocurrido, el ritmo mantenido hasta la mitad sufre un impulso “in crescendo” que estalla con un final de vértigo.
Hay dos aspectos grandes en este thriller que merecen ser tratados de manera aislada; el primero los personajes, especialmente Vegel, el investigador adicto a la popularidad de métodos muy cuestionables, estrella mediática que se ve envuelto en el misterio y la urgencia de justificar su aparición en el escenario del crimen. El segundo y que absorbe buena parte de la esencia de la novela, es la crítica implícita a los medios de comunicación cuando se hacen eco de una tragedia y el impacto negativo que su tratamiento puede ocasionar en la víctima y en su entorno; es el llamado “Circo mediático” cargado de morbo que cada día es más demandado por la sociedad.
Este rasgo me ha resultado muy interesante, tanto o más que la construcción de los personajes, bien Vegel, o los secundarios imprescindibles para la resolución del misterio y las múltiples incógnitas que aparecen de repente y que nos desbaratan las respuestas que teníamos preparadas. Ha sido una especie de lectura participativa a modo de interacción con el escritor, con una grata ayuda en lo que ambientación y descripciones se refiere.
Lo más repetitivo ha sido las parejas de investigadores de todas estas novelas de suspense, pero al margen de eso la formación en criminología de Carrisi deja huella en este thriller de grandes giros argumentales y doble misterio por resolver.
Recomendada por ser muy entretenida y bastante diferente…, buen guión de película de sábado por la tarde.

“En su rostro advertí realmente aquella niebla que suele subir siempre mientras dura la sensación de placer que produce el creerse por encima de otros”.

sábado, 19 de agosto de 2017

Después del amor, Sonsoles Ónega


La desconfianza que siempre acompaña a los libros galardonados con algún premio se ha convertido en algo inevitable a la hora de elegir un libro; si a eso se une que forman parte del entramado “Planeta”, ya el margen de convencimiento se reduce considerablemente, y si rematamos con un autor conocido por los medios de comunicación de según qué informativo, acaba poniendo en serio riesgo mi voluntad como lectora y mis esperanzas de acierto.
Por desgracia y a pesar de la belleza y buen gusto de su portada que es quizás lo más original e inolvidable, siento haber dado en la diana con “Después del amor”, novela premiada con el Premio Fernando Lara 2017 a la periodista Sonsoles Ónega, con la historia de amor imposible de Carmen y Federico, en un momento de la Historia de España donde nada era fácil y mucho menos amarse clandestinamente.
“Carmen viajaba en un tren desde Barcelona cuando un cruce de miradas cambió su vida para siempre. Era 1933, y Federico Escofet y Carmen Trilla, él, capitán del ejército; ella, una esposa atrapada en un matrimonio infeliz, tejieron una historia de amor que ni las habladurías, ni la guerra civil, ni el exilio lograrían deshacer, pero que dejó en los tres hijos de Carmen la huella del desarraigo”.
Tras el “Tiempo entre costuras” con la que disfruté mucho, cuando leo estas pequeñas sinopsis creo que voy a encontrar “más de lo mismo” y con una es más que suficiente, de hecho nunca las obras posteriores de María Dueñas me han atrapado tanto como aquella. Generosa y con reticencias, quise saber si la madrileña Sonsoles Ónega, la cara del telediario delante del Congreso, podía al menos igualarla y contarnos una buena historia que ya se preveía costumbrista, con el amor como eje conductor, con tópicos de la época, trasfondo histórico trillado y estereotipos de una sociedad llena de prejuicios como la España de inicios del siglo XX.
Basada en hechos reales, la relación de estos personajes con nombres propios no deja de estar bien narrada; pero ni el argumento es original, ni el tema es interesante ni la potencia de sus personalidades dejan una huella inolvidable. Me enfrentaba a seiscientas páginas que me desilusionaron en las treinta primeras, seguía avanzando expectante por el momento histórico que servía de escenario a estos amores prohibidos y no pasaba nada, era empalagosa y sensiblera, muy sobrecargada de sentimentalismo y emociones ajustadas a los clichés de este tipo de historias.
La ambientación en Barcelona es perfecta para describir la situación política de un país que presagiaba duros momentos políticos, la llegada de la Segunda República, la emergencia de los Nacionalismos, especialmente el catalán y las vísperas de la Guerra Civil Española; un telón de fondo bien trabajado por la autora a quien hay que reconocerle una labor de documentación muy buena.
Dividida en 76 capítulos, con una dedicatoria inicial y un epílogo que cierra la novela, escrito con prosa correcta, elegante, cuidada, lenguaje acorde a las clases sociales en las que se mueven nuestra pareja y los personajes secundarios, pero con un ritmo lento y repetitivo que llega a ser cansino, que no avanza que se recrea en convencionalismos de una sociedad encorsetada y caduca donde no parece que estos “amoríos” puedan ser ya delito.
“Después del amor”, es una novela que a pesar de lo exprimido de su argumento, puede gustar a un público mayoritario y de hecho aunque no está en los éxitos de venta, al parecer y por las reseñas de las redes sociales está siendo bastante leído. Personalmente puede ser perfecta para llevarla al cine, para que los que no hemos disfrutado de ella la visualicemos y pongamos cara a Federico y Carmen, dos bellezas que nos atraparan irremediablemente por la magia de la imagen, por la puesta en escena de su valentía y lucha por la identidad de una mujer que no encajaba en la época…, eso y otras bondades que tendrá la novela y que yo no se las he visto.
Para no ser tan negativa en la reseña, añado que está bien estructurada, que es fácil de seguir, que no hay giros argumentales que pierdan al lector, ni sorpresas que amarguen a los que estén metidos en las penalidades y sufrimientos de los amantes, predecible y  con un final que dejo a gusto “del consumidor”.
No la recomiendo por lo dicho en otras ocasiones, leer no es un vicio, es un placer que hay que pagar en su justa medida, que somos pocos los que leemos pero leemos mucho y hacer un desembolso económico requiere un esfuerzo para la mayoría de los lectores. La decepción por adquirir novelas tan publicitadas confirma que muchas no son para premios y menos cuando se ha llegado a terminar por el simple hecho de respetar la labor que hay detrás de un escritor. Espero que como siempre la decisión final sea vuestra.

“El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar”.

domingo, 13 de agosto de 2017

Todo lo que soy, Anne Funder

Que belleza de presentación para una novela histórica diferente a las que habitualmente leo acerca de la etapa de emergencia del Partido Nazi en Alemania y las consecuencias que esto tuvo para la Humanidad. No son muchas las obras que se han detenido en el papel de la resistencia alemana que por razones obvias, alzaron sus voces avisando al mundo de un futuro incierto de llegar a triunfar la ideología Nacionalsocialista de Adolf Hitler.
Esa mujer en la portada con toda su estética de finales de los años 30, fumando y el símbolo imperial detrás, por sí sola, prometía una buena lectura y a grandes rasgos, se puede decir que ha cumplido con lo esperado.
“En septiembre de 2001, Ruth Wesemann, una anciana alemana radicada en Sídney, recibe un ejemplar de I Was a German de Ernst Toller junto con una serie de escritos autobiográficos en los que el dramaturgo estaba trabajando en 1939, antes de suicidarse en un hotel neoyorquino. En ellos, un Toller atormentado evoca sus recuerdos, desde la Primera Guerra Mundial hasta la llegada de Hitler al poder, y, ante todo, evoca a Dora Fabian, la valiente y carismática activista política que fue su amante. Al hilo de estos escritos, Ruth rememora sus propios y dolorosos recuerdos y los acontecimientos que tuvieron lugar en los años de entreguerras, cuando Dora, Toller, la propia Ruth y Hans, su marido, fueron forzados a exiliarse en Londres. Allí se entregan con entusiasmo a la actividad política clandestina y sufren el engaño y las traiciones de unos tiempos difíciles en los que nada es lo que parece. Mediante dos voces narrativas que se intercalan con fluidez y alternan recuerdos y reflexiones, Anna Funder nos ofrece un sólido relato en el que se conjugan el dramatismo y el humor, las pinceladas tragicómicas y las dosis justas de hondura y emoción”.
“Todo lo que soy”, es una novela basada en hechos reales, situada en sus inicios en el 2001 en Sidney, momento en el que Ruth una anciana de 80 años es la encargada de recordar y contar en base a su memoria, su propia historia como protagonista y superviviente de un hecho que se remonta a 1939. De este modo, la escritora australiana, teje un relato intenso y bien escrito acerca del papel de los exiliados alemanes en Inglaterra. Visto así, pensaríamos en una aventura de valentía, de compromiso, de amistad que ha marcado la memoria de esta anciana y que por un detonante inesperado decide que es la oportunidad de superar las huellas de tan terrible pasado. Un espacio de décadas que rememora con los recuerdos más dolorosos de su vida y que marcaron su existencia para siempre.
No voy a provocar muchos deseos de leerla si sigo por esta línea mi reseña; os diría en cuatro frases el argumento. “Un grupo de activistas alemanes se opusieron al ascenso de Hitler al poder, convencidos del peligro que esto suponía, intentaron advertir a Europa desde el exilio del cariz que estaban tomando las cosas y los riesgos de la política nazi más allá de las fronteras alemanas”.
Dos voces narrativas desarrollan esta historia y lo hacen intercalando recuerdos y reflexiones. Son casi quinientas páginas que al principio resultan muy interesantes pero que van perdiendo fuerza a medida que nos adentramos en ellas. Resulta para aquellos que nos apasionan estos temas muy fácil de seguir, curioso conocer la lucha clandestina y el papel de la resistencia a los alemanes desde el exilio, de lo que poco o casi nada sabemos; pero es precisamente la densidad de documentación a lo largo de la novela lo que la va convirtiendo en “aburrida” y difícil de seguir. No es dramática, hay una mezcla de humor y dosis de emociones bastante acertada en esta recreación histórica, mezcla de realidad y de ficción que sin querer “chirria” y confunde al lector.
Los personajes están bien elaborados, esta abogada autora del libro dedicó años a documentarse para ofrecernos una visión poco explotada del III Reich y la actitud del pueblo alemán ante su falta de reacción. Una mujer deja huella cuando sigues su trayectoria de vida, Dora, su papel es impresionante y los valores que representa un ejemplo inolvidable.
Estructurada en capítulos muy bien definidos y breves, en ellos la prosa sencilla pero a veces sobria, es salvada por la abundancia de intervenciones de los protagonistas a través de diálogos que ayudan a dar agilidad a la lectura.
Confieso que estuve tentada a dejarla, de hecho la “aparqué” con el compromiso de retomarla; los continuos cambios en el tiempo y en el espacio y la entrada y salida de personajes llegaron a formarme un caos que me hizo reconocer que aunque interesante, entretenida no era.
Recomendada para los apasionados del Periodo de Entreguerras, y otras etapas históricas, no puedo decir que me ha decepcionado, simplemente es algo más costosa de leer pero sin duda ha enriquecido mi visión del conflicto alemán con una perspectiva desconocida hasta ahora para mí, de manera que la última palabra la tenéis vosotros.

“Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que conquista ese miedo”.

martes, 8 de agosto de 2017

Las sombras de Quirke, Benjamin Black

 Tras una portada tan misteriosa y elegante, es predecible que se encuentre una buena obra de intriga al más puro estilo Benjamin Black, seudónimo del maestro irlandés de las letras, Premio Príncipe de Asturias, Jhon Banville. No es la primera de sus lecturas, en esta ocasión es la séptima entrega de las aventuras del patólogo Quirke que protagoniza una de las saga de novela negra más adictivas de las que he leído en los últimos años.
“Incapaz de guardar reposo pese a sus alucinaciones y desvanecimientos, Quirke regresa al trabajo en la morgue de Dublín. Es a él a quien llaman cuando aparece un cuerpo en el interior de un coche calcinado: todo apunta al suicidio de un funcionario advenedizo, pero Quirke no puede quitarse de la cabeza la sospecha de que algo no encaja. La única testigo se ha esfumado, han borrado todo rastro de ella.
Al reunir las piezas de su desaparición, el patólogo se ve atraído hacia las sombras del universo de las élites dublinesas: sociedades secretas y política eclesiástica de altos vuelos, políticos corruptos y hombres con mucho dinero que perder. Mientras la psicoanalista austriaca Evelyn Blake entra en su vida y en su corazón, la pista acaba por llevar a Quirke hacia su propia familia, y pasado y presente entran en colisión. Los crímenes de antaño han de permanecer ocultos, y Quirke ha agitado la telaraña”.
Diez años lleva nuestro forense siendo el protagonista de estos casos de crímenes que tienen como escenario el Dublín de los años 50. Nuevamente las parejas hacen aparición a la hora de enfrentarse con los crímenes; detective Hackett y doctor Quirke. La arquitectura de los personajes es lo más admirable en el autor de “El libro de las pruebas” y las seis entregas anteriores de esta saga. La lectura de todas ellas se puede hacer de forma independiente, pero en esta última entrega se aprecian innumerables alusiones a las anteriores, de ahí que es bueno leerlas cronológicamente, pero no imprescindible, quedan pués recomendadas todas.
Por la sinopsis podría parecer que hay un crimen más que resolver y al que enfrentarse con las capacidades físicas y vicios conocidos de Quirke, con la ayuda de su compañero Hackett; pero en realidad el argumento es más complejo. Dos historias se entrelazan en esta maraña de acontecimientos. Una averiguar la identidad del cuerpo calcinado y otra la historia y relación con su hija Phoebe, quien se pone en contacto para comunicarle la desaparición de una amiga, hecho aparentemente aislado pero que resulta ser parte del misterio.
Una trama principal y subtramas llenas de emoción, los temas y las preocupaciones son recursos repetidos y que nos son familiares por las entregas anteriores, las críticas a la sociedad berlinesas y sus relaciones con la Iglesia, son igualmente trabajadas por Benjamin Black en una ambientación muy cuidada y directa. Los turbios negocios de los miembros del clero en una Irlanda ultracatólica no escapan a su mordaz escritura, sin que por ello la narración deje un solo cabo suelto. El dominio del lenguaje y las expresiones tienen sello propio.
Coincido con un amigo que la ha leído que en esta ocasión el peso de los sentimientos y las emociones, han desplazado al potencial de la intriga y la búsqueda del asesino y la chica en paradero desconocido; es la entrega más emotiva del autor, tanto que en el desarrollo argumental se deja ver unas microhistorias familiares de los protagonistas.
Ante mi disfrute de la séptima entrega y mi recomendación para los seguidores del género, os dejo la relación de los títulos que conforman la saga de novela negra protagonizada por este curioso y hasta sombrío personajes, todas vale la pena leerlas.
El secreto de Christine (2007), El otro nombre de Laura (2008), En busca de April (2011), Muerte en verano (2012), Venganza (2013),  La rubia de ojos negros (2014), y Órdenes Sagradas (2015).

“Perder nuestro nombre es como perder nuestra sombra; ser sólo nuestro nombre es reducirnos a ser sombra”.

sábado, 5 de agosto de 2017

La sustancia del mal, Luca D Andrea


 Me llaman poderosamente la atención los libros de “pasta blanda”, me resultan más cómodos a la hora de tenerlos entre las manos y esa atracción, más lo llamativo de su portada hizo que durante meses me detuviera delante de “La sustancia del mal”. Respecto al título, nada del otro mundo me presagiaba una historia potente, el autor no fue determinante, su primera novela y la sinopsis aunque curiosa, no era tampoco para “tirar cohetes”; de todas maneras, seleccionando las lecturas del verano y confiando en la buena promoción que se estaba haciendo de él, lo compré. Cada vez estoy más convencida del hecho que aquello libros que te los “entran por los ojos” cansinamente, acaban siendo una evidente decepción y una vez más queda tristemente confirmado.
“En 1985, durante una terrible tormenta, Kurtz Schaltzmann, Markus Baumgartner y su hermana Evi son brutalmente asesinados en el Bletterbach, un enorme cañón tirolés cuyos fósiles cuentan la historia del mundo.
Treinta años más tarde, Jeremiah Salinger, un documentalista estadounidense recientemente instalado en una aldea de la zona junto a su mujer Annelise y su hija pequeña, se obsesiona con ese caso nunca resuelto. Todos a su alrededor, desde su suegro Werner, exdirector del Socorro Alpino y uno de los hombres que descubrieron los cuerpos mutilados, hasta la propia Annelise, son sospechosos de alguna manera y nadie desea remover el pasado. Sin embargo, es como si aquel sangriento acontecimiento arrastrara una maldición y en el Bletterbach hubiese despertado algo espantoso, tan antiguo como la misma tierra, que se creía desaparecido.
¿Podrá Salinger descubrir la verdad y sobrevivir a ella?,
sigo una maldición, y todos parecen esconder secretos inconfesables.
A lo largo de casi quinientas páginas, el autor italiano desarrolla una trama que en un principio prometía ser una buena novela negra, de intriga y suspense; vamos la típica historia adictiva que te cautiva hasta su final. Nada más lejos de la realidad, sin dejar de ser entretenida y ayudada por el entorno playero conseguí acabarla, pero siendo honesta no puedo hacer una reseña positiva de la misma, más que nada porque aunque reconozco que escribir es una tarea que no todos podemos hacer, adquirir los libros también es un esfuerzo económico como para desperdiciar el dinero y sumar decepciones tras cientos de buenas recomendaciones publicitarias.
El argumento tiene tres líneas definidas, la historia en sí, la leyenda y la ambientación; lo que se traduce en el enigma del crimen, la resolución y la autoría en unas carismáticas montañas del Tirol Alpino conocidas como “Las Dolomitas”. La intriga con estos elementos promete momentos muy interesantes, así el principio es bueno, engancha porque presenta la esencia del misterio, pero el relato se resquebraja mucho antes de la mitad y derrapa irremediablemente a medida que nos acercamos al desenlace, siendo necesario un esfuerzo tremendo para digerir un final tan fantástico, francamente impredecible a pesar de lo previsible de los acontecimientos y lo pesado de la narración. Creo que ni con la generosa ayuda del momento “playa y sol”, “La sustancia del mal”, se libra de ser una novela que ni a veraniega llega.
Es un enigma que me lo haya leído pero tiene recursos que te ayudan a no abandonarla. El primero de ellos fue la obsesión por descubrir al autor de los asesinatos, fui pasando de un sospechoso a otro hasta que no me quedó ninguno, y claro no me iba a quedar con esa duda… Y después otros factores me ayudaron a sentir un conformismo hacia ella; la importancia otorgada a la naturaleza con descripciones muy buenas de los nichos ecológicos y paisajes, que disfrutas junto a las alusiones al folclore de la zona, sus costumbres, leyendas, etc. Su lectura es fácil, los capítulos cortos, no hay una sola trama, más bien subtramas y el estilo es directo y sencillo.
Hasta ahí puedo hablar bien, el resto es infumable, ritmo lento, lenguaje muy pobre, multitud de personajes mal construidos y pobremente explotados, ambiente opresivo y cerrado que no ayuda a oxigenar el relato y giros argumentales insostenibles. No quiero seguir con esta reseña de una de las novelas que se prometía como el éxito del género negro del verano, las editoriales nos engañan muchas veces, o más bien somos nosotros los que depositamos demasiadas expectativas en el disfrute de la lectura.
Por supuesto no la recomiendo, aunque si os la dejan quién sabe, igual la que os decepciona soy yo.

“Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros”. 

martes, 1 de agosto de 2017

Tres días y una vida, Pierre Lamaitre

Sin despreciar y mucho menos comparar a otros grandes escritores del género negro y policial, mi admiración por este guionista francés es un secreto a voces. Orgullosa de decir que he leído todo lo que ha escrito, y disfrutando sin límites de todas sus novelas; para mí su joya hasta ahora es “Nos vemos allá arriba”, por la que obtuvo el Premio Goncourt de 2013, la que recomiendo encarecidamente.
En esta ocasión, “Tres días y una vida” se sale de los clichés a los que nos tiene acostumbrados y mezcla el suspense y la tensión en una trama muy original que pretende conducirnos a una reflexión necesaria acerca de la condición humana, hurgando en un repertorio de emociones soterradas que piden “paso” en la atormentada vida del protagonista de esta breve pero intensa novela.
Antoine Courtin, doce años, vive junto a su madre en un pequeño pueblo francés rodeado de bosques. Su padre vive en Alemania y cumple con sus obligaciones de padre divorciado en la distancia: pagar pensión y enviar regalos en fechas señaladas. Una vida plácida en un pequeño entorno donde cualquier insignificante suceso tiene una gran repercusión. Cómo no va a tenerla que Rémi, seis años, desaparezca cerca de la  Navidad de 1999.
Con esta escueta sinopsis conocemos al personaje sobre el que recae el peso de la historia. El escenario es la asfixiante vida de provincias de un pueblo donde nunca pasa nada, en el que todos se conocen y allí donde un acontecimiento inesperado marcará la vida del mismo. Sin embargo, Pierre ha contado con su maestría habitual el relato vital de un adolescente de 12 años, que en un arrebato de mal genio y bajo una situación límite, provoca un hecho fortuito y desgraciado que condicionará toda una vida y la de sus vecinos. Este microcosmo social es utilizado por Lamaitre para contar en tres actos, un drama en el que lo verdaderamente importante son sus consecuencias y las repercusiones en el tiempo, verificando que “el pasado siempre regresa para pedir cuentas”.
Estructura narrativa sencilla y brillante, milimetrada y bien planificada. Tres momentos dividen la trama, presentadas en años, 1999, 2011 y 2015. Durante ese espacio de tiempo, Antoine ha crecido y con él su sentimiento de culpa, su vida atormentada y repleta de angustias, desasosiego y resignación, marcando profundamente su personalidad. En esta ocasión, el escritor nos presenta por adelantado al asesino, la investigación gira entorno a una desaparición que con el tiempo se va desinflando, describe paso a paso el proceso del destino de Rémi, el niño del que no se ha vuelto a saber nada y el crecimiento personal y social del protagonista, y  lo narra en tres días. Como novedad este genio del suspense, profundiza en el interior de Antoine, describe sutilmente sus movimientos y esfuerzos para vivir con el peso de esa culpa, que sin duda llega a ser la verdadera estrella del relato.
No quiero alargar la reseña porque la novela son doscientas páginas y podría descubrir la malla de mentiras, silencios, ignorancias y sorpresas que nos depara su lectura. Pierre Lamaitre es un gran organizador de historias capaz de presentarnos la felicidad y la desgracia en un único acto, provocador hasta hacernos empáticos con un culpable que no deja de ser una “víctima”, manipulador a través de vuelcos inesperados y generador de frases lapidarias inolvidables.
Recomendada sin reservas, el desenlace es digno del maestro que una vez más escribe una historia cerrada a la perfección, aunque con una pequeña fisura que regala al lector a modo de cuestionamiento moral; ¿Qué hubiéramos hecho cada uno de nosotros en el lugar de Antoine?. Os gustará… y mucho.

“La vida a veces depende de un solo instante, y ese momento fortuito puede convertirse en la clave de nuestro destino”.