lunes, 2 de enero de 2017

Manual para mujeres de la limpieza, Lucía Berlín

En los días previos a la festividad comercial de todos los años, cada vez que me acercaba a una librería me asaltaba este curioso y llamativo título. Al principio no me hizo demasiada gracia, pero no dudé de la carga irónica que podría llevar sus páginas; aún así tras leer su contraportada no pude salir de dudas, pues la sinopsis es bastante diferente a lo que estamos acostumbrados.
La curiosidad pudo conmigo y decidí darle la oportunidad de leerlo sin esperar a que los Reyes Magos lo descargaran en mi hogar.
Nunca he oído hablar de Lucía Berlín, de manera que me he interesado por su biografía y trayectoria literaria y gracias a eso he entendido algo más este manual con nombre de “Marujas” que por supuesto nada tiene que ver con las tareas domésticas.
Dentro de la narrativa contemporánea se trata de una recuperación de esta escritora estadounidense fallecida en el año 2004 y víctima del olvido y ostracismo literario por parte de las editoriales de medio mundo. Los caprichos de la vida no dejan de ser un misterio a resolver y en Lucía se ha cumplido, ya que su éxito le ha venido tras su muerte lo que no le impidió seguir haciendo lo que más le gustaba: escribir.
Son cuarenta y tres relatos basados en las experiencias de vida itinerante de la autora, resulta ser una mezcla de ficción y realidad originalmente mezcladas. Su aire autobiográfico se reconoce cuando buceas en la biografía de Lucía, de no ser así, lo narrado le puede pasar a cualquiera. La estructura del libro no cuenta con una trama o temática determinada, en el recopilatorio de los cuentos o historias reina el desorden y caos y las sensaciones que provocan cada uno de ellos son diferentes y únicas. Personalmente me han costado entender algunos, pero la ventaja de los relatos cortos es poder abandonarlos y abordar el siguiente sin el peligro de romper la magia de la lectura.
Nadie escribe sin un objetivo y Lucía nos invita a remover sentimientos y provocar reflexiones ante la lectura de estas historias conmovedoras y realistas, consiguiendo no quedar indiferentes ante tan curioso “manual”.
Hay una característica común a los protagonistas y es lo desgraciados y lejanos a la suerte que se hallan la mayoría de ellos, compartiendo ante este desastre una actitud de lucha y desafío que mucho tiene que ver con lo padecido por la escritora a nivel personal.
La extensión es muy adecuada, ninguno se hace insufrible, aunque aviso que cuesta entrar en las historias;la narradora se encuentra en México y eso despita al principio, los ritmos son cambiantes y puede pasar de relatos intensos a otros caracterizados por una extrema laxitud..., es el momento de pasar al siguiente, pero no abandonar el libro.
Finalizo invitando a terminar el manual de Lucía Berlín porque combina dos rasgos que se suelen apreciar en historias bien contadas, la mezcla de ironía y humor con las dosis de candidez y melancolía; pero especialmente para compensarla por el olvido al que fue sometida a lo largo de su vida, en un mundo de editoriales marcado por el ansia comercial que no supo apreciar sus habilidades literarias y narrativas.
Os sorprenderá si vuestras expectativas es leer algo diferente.

Para hacer algo grande hay que empezar por hacer bien las cosas pequeñas”.

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