viernes, 6 de enero de 2017

La niña alemana, Armando Lucas Correa

Os presento un caso más de libro con portada atrayente e irresistible que ha determinado la elección de su lectura. No hacia falta ser un cerebro privilegiado para saber que la ambientación de esta novela estaba en la Alemania Nazi o en los momentos inmediatos al estallido de la Segunda Guerra Mundial; lo que sí ha sido una sorpresa es afinar el tema en uno de los casos más dramáticos vividos por los refugiados judíos alemanes en el San Louis, un trasatlántico que partió de Alemania y al que se le negó la entrada en Cuba, Estados Unidos y Canadá. “La Historia de la Humanidad siempre llena de páginas y borrones negros”.
Antes de que todo cambiara, la vida de Hannah Rosenthal era de ensueño. Pero ahora, en 1939, las calles de Berlín están embanderadas de estandartes nazis, su familia ha sido desposeída de sus bienes y los judíos ya no son bienvenidos en los lugares que antaño frecuentaban. Hannah y Leo Martin, su mejor amigo, sellan un pacto: pase lo que pase, ambos compartirán un mismo futuro.
La próxima partida del transatlántico St. Louis con rumbo a Cuba les proporcionará una chispa de esperanza. Tras una ardua gestión para obtener visados, los Rosenthal y los Martin se embarcan en la lujosa nave con destino a La Habana. La vida a bordo del St. Louis se asemeja a unas vacaciones surrealistas para esos refugiados, pero los rumores inquietantes desde Cuba no tardan en ensombrecer el ambiente festivo, y la nave que prometía ser su salvación parece a punto de convertirse en su sentencia de muerte. Hannah y Leo se ven enfrentados a una decisión desgarradora...
Siete décadas después, en la ciudad de Nueva York, el día que cumple doce años, Anna Rosen recibe un paquete de Hannah, una tía abuela a la que nunca conoció pero que crió a su difunto padre. En un intento de reconstruir el misterioso pasado de su padre, Anna y su madre viajan a La Habana para reunirse con la anciana. Hannah les relatará el viaje en el St. Louis, les hablará de sus años en la isla y revelará, por primera vez, el modo en el que ella y Leo cumplieron con el solemne pacto que sellaron.
Tras esta sinopsis tan completa, creo que pocos misterios quedan por resolver menos mal que son unas escasas cuatrocientas páginas, porque la verdad que el libro ha resultado ser muy flojo y carente de tensión y misterio. Es cierto que estamos saturados del tema de judíos y nazis, pero no es menos cierto que la negativa de estos países a la acogida de refugiados es un hecho histórico bastante silenciado y vergonzoso para los países que lo protagonizaron; es por ello que me pareció una oportunidad para conocer más acerca del mismo. Siento decir que a nivel de documentación no va más allá de ser un pretexto para el argumento de una historia más de “judíos” víctimas del Holocausto Nazi.
La estructura del relato es muy perfecta, dividida en dos tramas que se desarrollan de forma paralela y alternando los capítulos que avanzan sincronizadamente a la vez. En ambas hay un paralelismo de personajes que se llaman igual; una corresponde al pasado y otra al presente. Es sin duda una novela de familias que buscan en el baúl de los recuerdos las respuestas a un tiempo con grandes lagunas, al igual que en otras ocasiones, las fotografías son el detonante de estas preguntas y las inquietudes el motor para hallar contestaciones olvidadas en el tiempo.
Dos escenarios, Cuba y Nueva York y un par de guiños históricos, la Revolución Cubana y el atentado a las Torres Gemelas. Pues a pesar de estos dos grandes recursos la novela es bastante insulsa y carente de emociones ya que a mi parecer no se han explotado ni los temas, ni los personajes ni el bagaje documental de ambos hechos, por lo que me ha acabado aburriendo y provocando un deseo de terminarla apremiante.
De todas maneras la recomiendo sin grandes pretensiones porque a pesar de mi decepción se deja leer, su lectura engancha si no has leído mucho acerca de este tema, su narración está en “modo juvenil” y sin quererlo se le ha privado de la garra que caracteriza a novelas que se amparan en este marco trágico e impactante para los que lo vivieron.
Lástima que lo mejor sea la portada y que el trabajo novelado sea algo raquítico, carente de descripciones potentes, tensión, realidad y momentos sobrecogedores, máxime cuando es la predisposición con la que nos preparamos para estas lecturas.
Sin duda le gustará a mucha gente, pero en esta ocasión yo me he quedado con ganas de más.
Por cierto, la Humanidad sigue repitiendo los errores de manera sistemática e inmisericorde,ya que no he dejado de acordarme del pueblo sirio y su situación de olvido, rechazo y freno para ser acogidos por Europa en un acto de Humanidad que, podría borrar aquel pasado plagado de malos actos entre semejantes. Esto sí que es decepcionante de verdad.

Hay tantos tipos de silencios, que me atrevería a decir que callar y enmudecer se ha convertido en un idioma universal”.

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