domingo, 29 de enero de 2017

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey

Los libros inolvidables, son aquellos que te recomienda alguien que te conoce bien y que sabe que tipo de lectura te puede hacer disfrutar. Pilar, me invitó a leer esta novela epistolar con un título tan largo como ella misma; buena lectora, acepté el ofrecimiento y de paso también el regalo de quedármelo puesto que ante mi entusiasmo tras leídas las primeras páginas, decidió que en mis manos estaría a buen recaudo..., desde entonces forma parte de una de mis obras preferidas, candidata a ser releída sin pereza siempre que el ánimo me lo pida. Gracias Fashión.
Si tuviera que ubicarla en un género concreto, me inclinaría por la ficción literaria, pero para afinar y ser más coloquial, forma parte de la narrativa extranjera y su autora es Mary Ann Shafer, aunque en los agradecimientos, confiesa que una enfermedad le obligó a pedir ayuda y una sobrina, lo que hizo posible que la terminara.
Enero de 1946: Londres emerge de las sombras de la segunda guerra mundial. La escritora Juliet Ashton está buscando el argumento para su próximo libro. ¿Quién podría imaginarse que lo encontraría en la carta de un desconocido, un nativo de la isla de Guernsey, a cuyas manos ha llegado un libro de Charles Lamb que perteneció a Juliet? A medida que Juliet y el desconocido intercambian cartas, ella se queda atrapada en un mundo maravillosamente excéntrico. La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey -nacida como una coartada espontánea cuando sus miembros fueron descubiertos rompiendo el toque de queda de los alemanes- contiene una galería de personajes profundamente humanos, divertidos, encantadores, todos amantes de la literatura, que sobrellevaron la ocupación nazi organizando reuniones de lectura sobre novelas clásicas, siempre alrededor de un pastel de piel de patata. Juliet empieza una importante correspondencia con los miembros de la sociedad, pequeñas joyas que hablan de libros y del placer de la lectura, de la amistad, de la vida cotidiana y del impacto reciente que la ocupación alemana ha tenido en sus vidas. Cautivada por sus historias, decide visitarles, y lo que encuentra le cambiará para siempre.
Curiosamente, en la sinopsis se cuenta la esencia de esta obra situada en los años de ocupación de la Alemania Nazi en las islas inglesas cercanas al Canal de la Mancha. Aunque la protagonista principal es Juliet, la escritora, a medida que avanza el relato aparecen una galería de personajes pintorescos, especiales e inolvidables.
Este abanico de seres proporcionan a lo largo de la correspondencia con Juliet, los datos necesarios para justificar el nacimiento de la sociedad literaria y cómo la pasión por la lectura hizo posible sobrellevar su convivencia con el invasor. Cada carta es una “carta” de presentación con nombre y apellido, vivencias, recuerdos y desafíos vividos ante las narices de los nazis. Cuenta con dosis de humor, algunos momentos trágicos, curiosidades y en especial alusiones a las bondades que suponía la lectura de novelas clásicas, lo que proporcionaba un bálsamo para las heridas en esta lucha que no parecía tener fin.
Sin duda es un homenaje al amor por los libros y a las bonanzas que estos suponen a quienes los consideramos tablas de salvación de nuestros particulares océanos.
Es entretenido y ameno, cada carta se convierte en una historia cargada de mensaje acerca de la condición humana, de la calidad de sus protagonistas y de las ocurrencias que surgen ante la necesidad de sobrevivir; incluso se agradecen pequeños guiños generosos hacia coquetas licencias de los soldados alemanes para con los habitantes de Guernsey.
Hay un tema bisagra que es el amor entre la escritora y un lugareño y un fondo argumental repleto de alegatos a los valores que mueven el mundo, la amistad, la complicidad, la ayuda, la solidaridad entre iguales..., todo lo que embellece una obra bien escrita.
Apto para todas las edades y corazones, lectura con final feliz que se agradece, no es histórica a pesar de la ambientación ya que la Segunda Guerra Mundial es solo un escenario temporal, referencia de la que saca algunos recursos, pero no es el tema entorno al que giran las cartas, su relevancia es mínima.
Personalmente la he disfrutado mucho, leído sin prisas y por primera vez no me ha sobrecogido el tema de fondo, algo que la hace totalmente diferente; únicamente un par de pegas; un personaje principal con garra y un estilo distinto al epistolar hubiera hecho de esta “sociedad literaria” un libro de traca... y , el hecho de no diferenciarse un rasgo particular en el repertorio de cartas que recibe Juliet, obliga a echarle imaginación para entender que son de remitentes diferentes, ya que el estilo de escritura es idéntico en todas, lo que le resta credibilidad a las misivas; aún así, recomendadísimo en todos los aspectos y deseo no sólo que os guste, sino que tengáis cerca donantes tan especiales como yo.

Lo mejor de la vida no se planea, solo sucede”.

miércoles, 18 de enero de 2017

La mitad de la verdad, Zygmunt Miloszewski

Nuevamente me asomo al blog con Zygmunt Miloszewski, el fiscal Szacki aparece con la misma garra y buen hacer que en “El caso Telak”, incluso me atrevería a decir que me ha gustado más, tal vez porque la forma de narrar de este joven escritor polaco me resulta emocionante y satisfactoria.
Sin duda es el representante de la novela negra en Polonia y he de confesar que me recuerda a Pierre Lamaitre, con esos guiones impecables, bien construidos que proporcionan una lectura ágil, ligera y cargada de ritmo y tensión desde el inicio hasta el final.
Pronto dará comienzo la primavera en Sandomierz, la pequeña y pintoresca ciudad de provincias donde el fiscal Teodor Szacki ha decidido trasladarse para dar un vuelco a su fulgurante carrera en Varsovia, y después de poner punto final a su matrimonio. Szacki ansía una nueva vida, aunque se aburre y echa de menos la acción de su antiguo puesto. Sus días de aparente placidez se verán interrumpidos por un nuevo caso de asesinato: el cuerpo de una mujer desangrada de acuerdo con los ritos de sacrificio judíos ha sido hallado delante de la sinagoga. Cuando el marido de la víctima corre la misma suerte, los vecinos reviven temores de hace décadas. Frente a un aumento sin precedentes de antisemitismo, Szacki tendrá que ahondar en un pasado con ecos dolorosos para encontrar la verdad de una historia que despierta demasiadas pasiones.
Lo mejor de la novela es que desde el principio están ocurriendo situaciones que crean expectación y no deja este planteamiento en ningún momento, la sorpresa dota al argumento de atención y por tanto engancha sin necesidad de esfuerzo. Al igual que su primera novela, esta segunda de la trilogía de Miloszewski, está ambientada en Polonia, en un marco rural donde se nos muestra la cara más oculta y profunda de este país y su sociedad. Es habitual recurrir a lugares reales para narrar novelas ficticias. Si tuviera que destacar el tema estrella sin duda la xenofobia y el antisemitismo se llevarían el premio, pero es cierto que nos evoca el pasado comunista de la Europa del Este y en concreto de las relaciones entre polacos y judíos antes, durante y tras la Segunda Guerra Mundial.
Son novelas donde la trama tiene un peso brutal pero sin duda alguna el personaje del fiscal treintañero, separado y con escasas habilidades sociales, acapara el encanto de la narración.
Buenos diálogos, desarrollo de subtramas paralelas que sirven para abordar temas o cuestiones relevantes a nivel histórico, las rencillas, la venganza, las cuentas pendientes entre una sociedad marcada por el peso de la Historia..
Al principio hice referencia al maestro de la novela negra francesa, Pierre Lamaitre y ahora no quiero dejar pasar la ocasión para nombrar a Henri Mankell, por las innumerables referencias al mismo.
Prefiero no contar nada más de “La mitad de la verdad” decir que su lectura es independiente de “El caso Telak”, que las dos son muy recomendables para los amantes de este género, que a pesar de la crudeza de ciertos párrafos, el humor aparece de manera elegante y bien dosificado y que como bien dice el título, la verdad puede estar dividida en mitades, nada es nunca lo que parece..., os gustará. 
Nadie cuenta nunca la verdad absoluta, se cuentan realidades que inventan o maquillan lo que se vive, para hacerlo más interesante y llevadera”.

miércoles, 11 de enero de 2017

Pecado, Laura Restrepo

Nunca se sabe que es lo que realmente te atrae de un libro más allá de su portada. Unas veces el autor te cautiva, otras el título y en la mayoría de las ocasiones, es el argumento el que determina la elección final. No había oído hablar de esta escritora y periodista colombiana y respecto al título, no podía ser más breve; ahora bien, al leer el argumento me llamó poderosamente la atención, que el eje conductor de esta novela fuera uno de los cuadros más enigmáticos de la Historia del Arte, “El jardín de las Delicias” de El Bosco..., toda una joya pictórica que podemos admirar en el Museo del Prado de Madrid. Poco más necesitaba para ponerlo en la lista de lecturas pendientes, aunque confieso que me ha costado trabajo leerlo por el lenguaje nativo de la escritora y por una extraña manera de narrar abusando de frases muy cortas y continuos puntos y seguidos a los que casi no estoy acostumbrada.
Es difícil exponer el argumento de “Pecado”, se puede decir que es en una serie de relatos en la que varios personajes transgresores exhiben sus crímenes y como un personaje estelar, el “mal” se convierte en la estrella de todos ellos.
El título, los siete relatos principales y el cuadro tienen relación porque el “Jardín de las Delicias” es la exposición de un universo terrorífico entre lo real y lo onírico . Al igual que en este, todos los personajes han de comparecer y someterse al único juez que podrá indultarlos: el observador de la pintura y el lector de la novela.
Desde las primeras páginas tuve serias dificultades para comprender la estructura narrativa de la obra, confieso que busqué en la biografía de la autora y ahí descubrí que el planteamiento era igual que el tríptico que había tomado como referencia. Tres parte, la primera un preámbulo, la central los relatos y la tercera y última un epílogo. Así la idea de nexo entorno a la pintura quedaba reforzada.
No puedo decir qué relato me ha gustado más, si de verdad son reales, la atrocidad de los mismos supera la imaginación de cualquier escritor. Adúlteros, asesinos, descuartizadores, voyeuristas, incestos..., cada cual dueño de su propio delito conformando un panorama melodramático presidido por la tentación, el deseo y el “Pecado”.
Se pueden leer de forma aislada, los temas son espeluznantes pero cotidianos, incluso me he transportado a esos ambientes de los narcos y violencia social institucionalizada del país de origen de Laura Restrepo, de la que ya poco nos queda por conocer.
Lo más curioso de la lectura es el dilema moral que acompaña a todas y cada una de estas brutales historias, muchas veces es difícil delimitar la culpa y por tanto conceder el perdón; la escritora nos invita a una reflexión desafiante y a reconocer que hemos hecho de la tragedia un compañero más de viaje al que ignoramos con nuestra implacable indiferencia.
¿De verdad son culpables todos los pecadores?” .
Si buscáis una lectura diferente os gustará y como recomendación, el relato que no os guste, pasad a otro, pero luego no olvidéis que lo tenéis pendiente.

La creencia en una fuente sobrenatural del mal no es necesaria, el hombre por si mismo es muy capaz de cualquier maldad”.

viernes, 6 de enero de 2017

La niña alemana, Armando Lucas Correa

Os presento un caso más de libro con portada atrayente e irresistible que ha determinado la elección de su lectura. No hacia falta ser un cerebro privilegiado para saber que la ambientación de esta novela estaba en la Alemania Nazi o en los momentos inmediatos al estallido de la Segunda Guerra Mundial; lo que sí ha sido una sorpresa es afinar el tema en uno de los casos más dramáticos vividos por los refugiados judíos alemanes en el San Louis, un trasatlántico que partió de Alemania y al que se le negó la entrada en Cuba, Estados Unidos y Canadá. “La Historia de la Humanidad siempre llena de páginas y borrones negros”.
Antes de que todo cambiara, la vida de Hannah Rosenthal era de ensueño. Pero ahora, en 1939, las calles de Berlín están embanderadas de estandartes nazis, su familia ha sido desposeída de sus bienes y los judíos ya no son bienvenidos en los lugares que antaño frecuentaban. Hannah y Leo Martin, su mejor amigo, sellan un pacto: pase lo que pase, ambos compartirán un mismo futuro.
La próxima partida del transatlántico St. Louis con rumbo a Cuba les proporcionará una chispa de esperanza. Tras una ardua gestión para obtener visados, los Rosenthal y los Martin se embarcan en la lujosa nave con destino a La Habana. La vida a bordo del St. Louis se asemeja a unas vacaciones surrealistas para esos refugiados, pero los rumores inquietantes desde Cuba no tardan en ensombrecer el ambiente festivo, y la nave que prometía ser su salvación parece a punto de convertirse en su sentencia de muerte. Hannah y Leo se ven enfrentados a una decisión desgarradora...
Siete décadas después, en la ciudad de Nueva York, el día que cumple doce años, Anna Rosen recibe un paquete de Hannah, una tía abuela a la que nunca conoció pero que crió a su difunto padre. En un intento de reconstruir el misterioso pasado de su padre, Anna y su madre viajan a La Habana para reunirse con la anciana. Hannah les relatará el viaje en el St. Louis, les hablará de sus años en la isla y revelará, por primera vez, el modo en el que ella y Leo cumplieron con el solemne pacto que sellaron.
Tras esta sinopsis tan completa, creo que pocos misterios quedan por resolver menos mal que son unas escasas cuatrocientas páginas, porque la verdad que el libro ha resultado ser muy flojo y carente de tensión y misterio. Es cierto que estamos saturados del tema de judíos y nazis, pero no es menos cierto que la negativa de estos países a la acogida de refugiados es un hecho histórico bastante silenciado y vergonzoso para los países que lo protagonizaron; es por ello que me pareció una oportunidad para conocer más acerca del mismo. Siento decir que a nivel de documentación no va más allá de ser un pretexto para el argumento de una historia más de “judíos” víctimas del Holocausto Nazi.
La estructura del relato es muy perfecta, dividida en dos tramas que se desarrollan de forma paralela y alternando los capítulos que avanzan sincronizadamente a la vez. En ambas hay un paralelismo de personajes que se llaman igual; una corresponde al pasado y otra al presente. Es sin duda una novela de familias que buscan en el baúl de los recuerdos las respuestas a un tiempo con grandes lagunas, al igual que en otras ocasiones, las fotografías son el detonante de estas preguntas y las inquietudes el motor para hallar contestaciones olvidadas en el tiempo.
Dos escenarios, Cuba y Nueva York y un par de guiños históricos, la Revolución Cubana y el atentado a las Torres Gemelas. Pues a pesar de estos dos grandes recursos la novela es bastante insulsa y carente de emociones ya que a mi parecer no se han explotado ni los temas, ni los personajes ni el bagaje documental de ambos hechos, por lo que me ha acabado aburriendo y provocando un deseo de terminarla apremiante.
De todas maneras la recomiendo sin grandes pretensiones porque a pesar de mi decepción se deja leer, su lectura engancha si no has leído mucho acerca de este tema, su narración está en “modo juvenil” y sin quererlo se le ha privado de la garra que caracteriza a novelas que se amparan en este marco trágico e impactante para los que lo vivieron.
Lástima que lo mejor sea la portada y que el trabajo novelado sea algo raquítico, carente de descripciones potentes, tensión, realidad y momentos sobrecogedores, máxime cuando es la predisposición con la que nos preparamos para estas lecturas.
Sin duda le gustará a mucha gente, pero en esta ocasión yo me he quedado con ganas de más.
Por cierto, la Humanidad sigue repitiendo los errores de manera sistemática e inmisericorde,ya que no he dejado de acordarme del pueblo sirio y su situación de olvido, rechazo y freno para ser acogidos por Europa en un acto de Humanidad que, podría borrar aquel pasado plagado de malos actos entre semejantes. Esto sí que es decepcionante de verdad.

Hay tantos tipos de silencios, que me atrevería a decir que callar y enmudecer se ha convertido en un idioma universal”.

lunes, 2 de enero de 2017

Manual para mujeres de la limpieza, Lucía Berlín

En los días previos a la festividad comercial de todos los años, cada vez que me acercaba a una librería me asaltaba este curioso y llamativo título. Al principio no me hizo demasiada gracia, pero no dudé de la carga irónica que podría llevar sus páginas; aún así tras leer su contraportada no pude salir de dudas, pues la sinopsis es bastante diferente a lo que estamos acostumbrados.
La curiosidad pudo conmigo y decidí darle la oportunidad de leerlo sin esperar a que los Reyes Magos lo descargaran en mi hogar.
Nunca he oído hablar de Lucía Berlín, de manera que me he interesado por su biografía y trayectoria literaria y gracias a eso he entendido algo más este manual con nombre de “Marujas” que por supuesto nada tiene que ver con las tareas domésticas.
Dentro de la narrativa contemporánea se trata de una recuperación de esta escritora estadounidense fallecida en el año 2004 y víctima del olvido y ostracismo literario por parte de las editoriales de medio mundo. Los caprichos de la vida no dejan de ser un misterio a resolver y en Lucía se ha cumplido, ya que su éxito le ha venido tras su muerte lo que no le impidió seguir haciendo lo que más le gustaba: escribir.
Son cuarenta y tres relatos basados en las experiencias de vida itinerante de la autora, resulta ser una mezcla de ficción y realidad originalmente mezcladas. Su aire autobiográfico se reconoce cuando buceas en la biografía de Lucía, de no ser así, lo narrado le puede pasar a cualquiera. La estructura del libro no cuenta con una trama o temática determinada, en el recopilatorio de los cuentos o historias reina el desorden y caos y las sensaciones que provocan cada uno de ellos son diferentes y únicas. Personalmente me han costado entender algunos, pero la ventaja de los relatos cortos es poder abandonarlos y abordar el siguiente sin el peligro de romper la magia de la lectura.
Nadie escribe sin un objetivo y Lucía nos invita a remover sentimientos y provocar reflexiones ante la lectura de estas historias conmovedoras y realistas, consiguiendo no quedar indiferentes ante tan curioso “manual”.
Hay una característica común a los protagonistas y es lo desgraciados y lejanos a la suerte que se hallan la mayoría de ellos, compartiendo ante este desastre una actitud de lucha y desafío que mucho tiene que ver con lo padecido por la escritora a nivel personal.
La extensión es muy adecuada, ninguno se hace insufrible, aunque aviso que cuesta entrar en las historias;la narradora se encuentra en México y eso despita al principio, los ritmos son cambiantes y puede pasar de relatos intensos a otros caracterizados por una extrema laxitud..., es el momento de pasar al siguiente, pero no abandonar el libro.
Finalizo invitando a terminar el manual de Lucía Berlín porque combina dos rasgos que se suelen apreciar en historias bien contadas, la mezcla de ironía y humor con las dosis de candidez y melancolía; pero especialmente para compensarla por el olvido al que fue sometida a lo largo de su vida, en un mundo de editoriales marcado por el ansia comercial que no supo apreciar sus habilidades literarias y narrativas.
Os sorprenderá si vuestras expectativas es leer algo diferente.

Para hacer algo grande hay que empezar por hacer bien las cosas pequeñas”.