miércoles, 12 de octubre de 2016

Momo y Marie, Philippe Hayat

Hace ahora algo menos de un año que este libro se cruzó en mi camino, es imposible no detenerse ante una portada tan atractiva y elegante; por entonces no podía relacionarla con nada que no fuera una novela de la Segunda Guerra Mundial, y como no estaba pasando por un buen momento, la abandoné literalmente en la librería de Cáceres, donde ella se me había aparecido sin más.
No son pocas las veces que descartamos lecturas porque como se dice coloquialmente, “no está el horno para bollos”, y ese era un momento, que hablando de “hornos”, evité caer en la tentación, por eso “Momo y Marie” se quedaron atrás, pero siempre ha estado en la lista de los “pendientes” a leer. Pasado un tiempo más que prudencial, lo he buscado desesperadamente y curiosidades de la vida, de Cáceres me ha llegado, para cumplir la tarea que un día dejé inconclusa.
La he terminado en cuatro días, no me gusta decir que la he devorado, ese concepto no le hace justicia a los libros que se leen deprisa pero se disfrutan, ha sido así como la he leído, pausada y sin prisas, con una lectura ágil y generosa, de manera que no requiere esfuerzo, solamente...”dejarse llevar”. Al parecer está basada en hechos reales, el marco histórico ya lo he nombrado, el París de 1941 es la ciudad elegida para dar vida a una historia de superación y crecimiento, que tiene a dos niños como absolutos protagonistas en lo que es sin duda un relato en el que afortunadamente, el Holocausto pasa desapercibido deslizándose de puntilla por la novela, lo que es de agradecer.
Momo y Marie abandonan su piso con dos o tres cosas en un pequeño saco, casi como ladrones, dejando todo lo demás en orden, con la esperanza de volver. Es de noche aún en el París ocupado por los nazis. Sus padres han sido arrestados y ellos deben esconderse en una buhardilla y ocultar que son judíos. Bulle, la vecina de la habitación de enfrente, los acoge y, con su amor a la vida, los inspira para salir adelante. Así, por las mañanas Momo da clases a Marie, y al atardecer se sumerge en el bullicioso mercado de Les Halles donde se ofrece a ayudar a cambio de comida. A su alrededor parece que el mundo se derrumba, pero su astucia y deseo de superación lo convierten en el pequeño príncipe de Les Halles.
Philippe Hayat, es el autor de esta novela coral en la que al margen del papel estelar de Momo, aparecen una galería de personajes muy representativa de la Francia Ocupada, sin duda su ambientación la sitúa en el género de novela histórica, pero muy lejana de todos los tópicos de las obras del genocidio nazi.
Cuando el argumento gira entorno a las capacidades y destrezas de un niño de 13 años para ser un superviviente en una jungla de miseria, el alma se nos encoge al imaginar que Momo ha caído de bruces en la madurez, sin recordar si algún día gozó de niñez y lo peor de todo si llegará a la vejez. Edades de hombres que pelean en un escenario muy parisino, el Mercado de Les Halles, en esos entornos, cualquier cosa puede pasar y la novela se recrea en muchos momentos vividos por Momo de la mano de quienes le enseñan y aprovechan de su situación.
Tengo que decir que es ese tramo de la novela el que acaba siendo algo repetitivo y me obligó a saltar algunos pasajes donde “todos los días eran iguales”. A su favor defender la extraordinaria labor de documentación de esas practicas del estraperlo, frecuentes en momentos de carestía y posguerra, y que curtió a nuestro joven superviviente, llegando a depararle una suerte nefasta que abre la parte más puramente “nazi” de “Momo y Marie”.
Salvo este tirón final, muy agónico y cruel, el resto se hace llevadero. Narrada en primera persona, va contando la vida de cada uno de los personajes que tejen la trama; es una novela de “vidas anónimas” “con nombres propios” con las que estamos familiarizados por otras lecturas, lo hacen con un lenguaje sencillo y delicado, con ciertos cambios de ritmo y amenizada por diálogos que suavizan los momentos más tensos del relato.
Cualquier novela en este marco histórico, resalta los valores de la amistad, el compañerismo, la solidaridad y el compromiso para demostrar que no todos formaron parte de la misma sinrazón.
No quiero olvidar el papel de Bulle, la mujer francesa que acurrucaba a Marie y cuyo destino se intuye en el libro, a sabiendas del fin que les depararon a las colaboracionistas francesas en la Francia ocupada. Su generosidad es una lección muy bien lograda.
Prefiero no desvelar el final, es diferente pero muy realista y fue una opción obligada por los que contaban en su árbol genealógico con ascendentes judíos.
Hoy, miro la portada con esos zapatos y tras un viaje a Budapest, me acuerdo del puerto y la hilera de zapatos que permanecen allí como homenaje a los ahogados en el río, víctima de una de las prácticas más crueles de los ejércitos alemanes en las ciudades durante su dramática permanencia.
Con sinceridad quiero decir que no es la mejor que he leído de este género y que tal vez mis expectativas eran mayores, pero es muy buena y merece ser leída. Espero que os guste.

La vida es una negociación perpetua con las condiciones más duras y adversas de la realidad”.

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