lunes, 15 de agosto de 2016

Billie, Anna Gavalda

Anna Gavalda, no es una autora desconocida para mi, entre las reseñas de este blog ya aparece otra de sus novelas, “Juntos nada más” y recuerdo de ella que me gustó por la sencillez con la que narraba la historia de sus protagonistas. Esto mismo ocurre con “Billie”, aunque algo más breve, la calidad literaria es la misma y en ciertos aspectos, mantiene muchas similitudes, aunque no por ello deja de ser diferente.
Cuando la recomendé hace unas semanas, la titulé, “Los patitos feos de Anna Gavalda”, y lo hice por el símil que la autora establece respecto a Franck y Billie, los personajes que dan vida a este breve pero intenso y original relato. Nuevamente una pareja le sirve a esta representante de la narrativa francesa, para construir una historia de cambio y superación que termina convirtiéndose en una fábula contra la intolerancia.
Es de noche y, mientras Franck duerme, Billie le cuenta a una estrella la historia de su amistad. Billie es una niña solitaria y conflictiva. Vive en una caravana rodeada de basura; su madre la abandonó cuando sólo tenía un año, y su padre y su madrastra nunca fueron para ella una verdadera familia. Franck, en cambio, tiene una familia de lo más convencional. El destino junta a estos dos improbables compañeros de vida: la maestra les obliga a preparar durante las vacaciones de semana santa una escena de teatro de “Con el amor no se juega”, de Alfred de Musset. Se convierten entonces en amigos inseparables. Pero cuando termina la escuela, sus orígenes familiares los llevan por caminos distintos. Billie se queda en el pueblo y Franck se muda a París a estudiar derecho. Hasta que el destino vuelve a unir a estas dos almas gemelas, esta vez para siempre.
Me ha gustado por la estructura en capítulos que me ayuda mucho a meterme en la historia, por su extensión y por el lenguaje ágil y ameno, incluso el vocabulario ordinario y vulgar que utiliza en ocasiones, me ha parecido bien contextualizado, lo que acrecienta los rasgos originales y “raros” de esta obra.
A menudo hablamos solos, en el caso de Billie, se dirige a las estrellas, ella es la única narradora del libro, se presenta así misma y a modo de cuento para adultos va relatando su vida y la de Franck, lo hace de forma sencilla y clara, mezclando momentos buenos y malos, dulzura y rudeza en proporciones idénticas. Es una enorme manta de emociones y sentimientos tejida con hilos que no dejan ver sus nudos, pero que los tiene; cada hilo representa algún elemento que ha forjado sus vidas; el amor, la desconfianza, la amistad, la amargura, el miedo, el destino... cualquier semejante necesita de estos hilos para su ciclo vital, de ahí que el mensaje que yo he querido entender, es la necesidad de aceptarnos tal como somos, porque si algo representan Billie y Franck, son dos mundos en las antípodas el uno del otro.
No quiero desvelar el inicio, pero es como poco curioso y avisar que un detonante concreto desencadena la forja de una amistad sin fecha de caducidad. Anna, aprovecha sus narraciones para abordar temas de gran actualidad, los entornos desestructurados, el desarraigo afectivo, los abismos económicos y las desigualdades sociales, tratados con sutileza y elegancia, pero con dosis de critica que demandan un mundo mejor para todos.
Algo que me gustaría decir como aviso a navegantes,es que no le va a gustar a todo el mundo, pero merece la pena leerlo, reconozco que cada capítulo es especial y que unos destacan por el humor y la alegría y otros por el aburrimiento y la crueldad: pero en bloque “Billie”, consigue emocionar y resulta enternecedora y grata su lectura. Termino con esa portada que me tiene enamorada por su colorido y diciendo que es la auténtica responsable de que fijara mis ojos nuevamente en “La Gavalda”.

"No hay muchas ocasiones en la vida en que uno puede decir lo que piensa y, además decirlo bien y decirlo con palabras ya encontradas”.

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