lunes, 7 de marzo de 2016

La lista de los nombres olvidados, Kristin Harmel

Os presento la reseña de una novela que no tiene momento especial para leer. Su sencillez y buena narración se hace asequible para todos los públicos, no es una obra que pase a la historia de la literatura por su calidad literaria, pero tal vez lo haga, por lo bien contado que está un pasado irremediablemente hecho presente. Su autora Kristin Harmel, ha conseguido cierta originalidad intercalando en cada capítulo una receta de cocina relacionada con la bollería francesa, y que llegado el caso, serviría para llevar a la práctica.
Rose es una anciana que padece Alzheimer. A su nieta Hope no le ha quedado más remedio que internarla en una residencia de ancianos para que la cuiden adecuadamente. Normalmente, cuando va a visitarla su abuela ni siquiera le reconoce pero de vez en cuando tiene momentos lúcidos. En uno de ellos, le da una lista de nombres y le dice que tiene que buscar a esas personas.
Hope acude a París, de donde es originaria su abuela, para intentar averiguar qué fue de las personas de la lista, todas pertenecientes a una familia apellidada Picard y desaparecidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Hope descubrirá muchas cosas, entre ellas que su abuela no es quien ella creía que era…
Aunque pueda parecer algo larga, casi cuatrocientas páginas, la lectura es amena y engancha, bastante dinámica por la profusión de diálogos y por los continuos cambios temporales y de escenarios. La ambientación histórica se remonta a 1943 en Auschwitz; el tema de fondo en este marco aborda la desaparición de los judíos franceses en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial...es el Holocausto Nazi, pero desde una perspectiva poco común. A ella nos hace llegar uno de los personajes, Rose, que aquejada de Alzheimer, lega a su nieta la ingrata tarea de encontrar aquellos familiares de los que nunca ha vuelto a saber nada y que se encuentran en la mencionada “lista de nombres olvidados”.
Descripciones justas, ausencia de morbo, final de gran ternura, buen ritmo y garantía de que engancha porque la historia es entrañable; ahora bien, es muy predecible todo lo que va a ocurrir y por si fuera poco no deja de asombrar “la potra” de la nieta encontrando tras más de medio siglo todas las claves de un montón de enigma..., casi como si la estuvieran esperando para recuperar “todos los nombres olvidados”. Este aspecto le da un aire algo infantil al argumento, pero no resulta desagradable ni molesta, es solo que lo hace excesivamente irreal. Respecto a los personajes deciros que están tratados muy forma muy superficial, que ninguno es inolvidable ni suficientemente fuerte como para impactar en nosotros.
Me la leí y me agradó hacerlo, los protagonistas ancianos me apasionan tanto en la ficción como en la realidad, su bagaje de conocimiento da para escribir cientos de novelas y esta es una más y de entre todas al menos tierna y con un sentido del amor atemporal que la hace “apañada” para su lectura.
Espero que tenga una oportunidad por vuestra parte.

Los verdaderos recuerdos ni se compran ni se venden, nacen pegados a la piel de la experiencia y te acompañan hasta el final de tus días”.

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