lunes, 1 de febrero de 2016

La habitación de invitados, Helen Garner

Es costumbre tener en las casas una habitación que apenas se usa y que recibe coloquialmente el nombre de “habitación de invitados”; otra cosa, es que la usen esas personas que en algún momento necesitan de una cama, techo y buena compañía y que el destino más habitual sea muy diferente pero no por ello menos útil.
Quiero hacer esta entradilla desenfadada, porque la novela autobiográfica de la australiana Helen Garnier, siendo emocionante e intensa, aborda la realidad vivida por la escritora ante la enfermedad de su mejor amiga.
Una escritora de edad madura y arquetipo de la mujer moderna y emancipada. Helen prepara con esmero el cuarto de invitados a la espera de la llegada de su vieja amiga Nicola, tan bohemia e independiente como ella. Nicola va a quedarse tres semanas para someterse a un tratamiento de medicina alternativa, aunque muy pronto se hace evidente que se encuentra más enferma de lo que ella misma está dispuesta a aceptar. Por su parte, Helen, convertida en enfermera, ángel de la guarda y juez, apenas puede disimular su disgusto por la extravagante cura en la que su amiga confía ciegamente. El desacuerdo entre ambas no sólo genera una inesperada brecha en su amistad, sino que las mueve a reflexionar hasta qué punto están dispuestas a sacrificar los intereses propios por ayudar a otra persona, poniendo en peligro un estilo de vida al que no desean renunciar”.
Dos mujeres, protagonizan este relato; de fondo un tema cruel, desprovisto de sentimentalismo y drama, con momentos de humor muy bien dosificados. Sin duda es una bonita lección de sacrificio que nos hace reflexionar hasta que punto estaríamos dispuestos a darlo todo por un ser querido, a replantearnos los límites de la amistad, de la generosidad y por supuesto la paciencia y la vulnerabilidad ante situaciones como esta.
El tema universal es el final de la vida y las diferentes formas que cada uno elegimos a la hora de enfrentarnos a lo inevitable; pero el libro me ha gustado por lo mucho que incide en el valor de la convivencia, en el respeto a las decisiones de cada cual, a la invasión de la intimidad y a la capacidad que tenemos a la hora de implicarnos en adversidades que podíamos haber evitado de no haber tenido una “habitación de invitados”.
Es un manifiesto de supervivencia y una lucha por resistir ante lo inevitable, no rendirse es una opción digna de aplaudir, no hay que esperar ni ir a buscar, hay que luchar y dejarse sorprender.
Helen Garner ha conseguido desde su experiencia narrar elegantemente el drama y el dolor, y lo hace desde el momento en el que por imposición de su amiga Nicola, quien se autoinvita, prepara su habitación con primor y ternura. Es la antesala de un relato que describe la relación entre dos mujeres maduras que comparten un pasado común y cientos de buenos y malos recuerdos, de enfrentamientos y criterios dispares que llegan a generar grandes momentos de tensión y que solo la destreza de la escritora descarga con esos toques desenfadados que formaron parte de su realidad más dolorosa.
Es una lectura realista, breve, que no deja malestar de ánimo y que evidencia la fragilidad de la vida, el valor de la familia, el apoyo de los amigos y otros muchos dilemas de la humanidad que descubriréis si la leéis.

Una persona con carácter, no es aquella que siempre lleva la razón, ni la que más sabe, ni la que más entiende de todo y se considera la más fuerte; una persona con carácter es aquella que tiene dominio propio sobre sus debilidades y tras caer, se levanta una y otra vez sin miedo ni pereza.”

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