martes, 8 de diciembre de 2015

El Cártel, Don Winslow

He escuchado en los últimos meses, continúas referencias a esta novela de Don Winslow; casi todas me han llegado de gente de mi entorno, de buenos y aficionados lectores. Por circunstancias ajenas a mi voluntad, me han regalado “El cártel” para que me haga compañía en las próximas semanas que se avecinan y que me van a traer un descanso obligado, de manera que, descrita la vía en la que llegó a mi librería, me queda contaros lo que me ha parecido esta narración, basada en hechos reales que tuvieron lugar entre los años 2000 al 2011, entre Washington y los escenarios mexicanos más profundos del mundo corrupto y violento que nos muestra, y con el aderezo especial de ciudades europeas como Barcelona o Berlín.
Dos personajes absorben la novela casi por completo, Adrián Barrera, el máximo representante del cártel más poderoso de la droga en México y el agente Keller; como curiosidad, ambos ya han protagonizado otra novela de Don Winslow, “El poder del perro”, de ahí que a los seguidores de este escritor no les resulte difícil este tipo de lectura.
Quiero hacer mi reseña sin estropearle a nadie la devoción demostrada hacia la misma, ni el entusiasmo con la que la leyeron, pero sinceramente, yo resumiría mis impresiones diciendo que es una novela “escrita para hombres”, lo que no quiere decir que no la recomiende para ser leída por ambos sexos. Personalmente no he disfrutado con ella por la carga de violencia que tiene, el realismo atroz, la crueldad expuesta en mil maneras inimaginables y por que no he podido dejar de un lado la idea, de que se ciñe a la más extrema realidad de esa parte del mundo que yo siempre digo, anda “olvidada de Dios”.
Al parecer, es un homenaje a los ciento treinta periodistas asesinados en México, los mismos que intentaron mostrar al mundo una crónica acerca de la “Guerra de las drogas”, así como el entramado complejo y corrupto bajo el que se sustenta, la inoperancia e hipocresía de los poderes públicos y el amparo de los gobiernos implicados. Con un estilo periodístico y cinematográfico, el autor en setecientas páginas, narra de manera explícita una realidad ficcionada del funcionamiento de los cárteles de México, sus alianzas, sus compromisos, infraestructuras, redes políticas, ejércitos a su servicios, asesinatos institucionalizados y un crimen organizado bajo una coyuntura económica, que deja en evidencia a un país como México herido en sus entrañas por el monstruo de las drogas y el desgarrador efecto de sus tentáculos que no deja a salvo ni a las esferas más intocables.
Nadie puede dudar del impresionante trabajo de documentación de este escritor americano, de ahí que a pesar de ser un bestseller brutal, tiene grandes dosis de calidad literaria.
La acción está garantizada a lo largo de toda la lectura, el ritmo es frenético y para mi angustioso; siempre está ocurriendo algo que remueve por dentro el estómago; lo hace siguiendo dos lineas argumentales diferentes que se entremezclan continuamente, pero que no pierden el hilo principal de la trama.
Los personajes nos resultan familiares, no hay nada novedoso y son previsibles; peones de los narcos, policías corruptos , exmilitares reconvertidos en criminales... con ellos, se viaja sin querer a las profundidades más miserables de la condición humana.
Escenarios de sangre y horror que describen un mundo apocalíptico pero real; desde el tercer muerto ya estaba tocada moralmente, pero decidí terminarla por ese afán mío de no dejar nada a medias y esperando un final que poco dudaba cual era.
He dejado claro que es muy dura y a la vez adictiva, que el morbo es un arma muy traicionera y nos atrapa, que está escrita con una trama perfectamente tejida, que no deja cabos sueltos; que sin dudas mis quejas se encaminan a la excesiva brutalidad y detallismo del relato, pero que sin estos elementos el tema no brillaría y la novela habría quedado deslucida.
Si tuviera que resumir el tema principal de la obra de este neuyorquino, diría que es la exposición de los entresijos de la guerra federal entre México y los Estados Unidos contra los señores de la droga, así como las luchas intestinas entre los cárteles con nombres propios; Sinaloa, Medellín, Juárez... y otros que ocupan los “noticieros” de medio mundo.
No quiero terminar sin dedicarle unas letras a las mujeres que aparecen en la novela, a todas las desaparecidas y a sus madres que las lloran de Ciudad Juárez, así como a Magda, personaje real que absorbe buena parte de la acción y que fue ejecutada por los Zetas; un final real que confirma la dureza del “Cártel”. Os invito a leerla aunque yo sigo prefiriendo disfrutar con otras “cosas”.

Esto no es una guerra contra la droga. Esto es una guerra contra los pobres. Esto es una guerra contra los pobres y los desposeídos, los sin voz y los invisibles”.

La tan cacareada guerra contra la droga es una puerta giratoria: eliminas a uno y otro pasa a ocupar la cabecera de la mesa. Eso no cambiará mientras el apetito insaciable por la droga siga ahí”.

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