miércoles, 3 de junio de 2015

Mañana no será lo que Dios quiera, Luis García Montero

Hasta mañana si Dios quiere”, esa es la frase que desde niño escuchamos y que hoy todavía decimos sin pereza al acostarnos. En esta ocasión, la frase está alterada a conciencia por el autor de esta biografía, Luis García Montero, quien escribió tras largas horas de diálogos con Ángel González, una novela cargada de emoción y literatura haciendo un recorrido por la infancia y adolescencia del poeta hasta su llegada a Madrid en los años cincuenta, para narrar cómo se forjó el carácter de un personaje lleno de humanidad y principios éticos.
Lo más llamativo sin despreciar el contenido, es la foto de portada, enternecedora y representativa de la época y por supuesto del mismo protagonista. Es una narración escrita a modo de conversación entre ambos, con un repertorio de recuerdos que evocan las experiencias de un pasado con momentos tranquilos y situaciones terribles y desgarradoras. Cada episodio genera una atención que acaba en admiración hacia el poeta.; por eso, la intención de Luis ha sido rendir un merecido homenaje a la figura de este poeta. Biografía de hondo calado humano, admiración y dureza, yo diría que no apta para todos los públicos.
Al igual que la vida de Ángel González, los escenarios se mueven entre Oviedo, Vetusta y Madrid; el poeta tenía diez años en la Guerra Civil y su vida quedó marcada por la tragedia de lo acontecido en su familia y el devenir incierto al que tuvo que enfrentarse. No obstante es un canto a la esperanza y lo mejor de todo una defensa al valor que los libros tenían en una España com aquella, reflejo del amor a la literatura de este representante de la poesía española
Si tuviera que recomendarlo lo haría con muchas reticencias. Reconozco que al principio esperaba una obra al estilo de García Montero, pero para nada es así. Es muy dura, tanto que no consigue suavizar los momentos tiernos y dulces que aparecen en el libro; es muy personalista y el autor vierte sus esfuerzos narrativos en ensalzar todas las etapas de quien fue uno de sus grandes amigos.
Solo puedo decir que las obras biográficas de quienes vivieron estas etapas de nuestra historia, no pueden estar sino cargadas de una realidad dura y pura y que “cualquier parecido con la realidad, se queda corto”.
La recomiendo sin dudar a los seguidores de García Montero y a los amantes de la novela histórica.

Para mí, las únicas certezas dignas de fe son las que desayunan dudas cada mañana”.

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