martes, 10 de febrero de 2015

Derrumbe, Ricardo Menéndez Salmón

Nadie podría pensar que esta enternecedora portada escondiera tras de sí, una de las novelas más impactantes de cuantas he leído en los últimos años. A juzgar por la fotografía, allí donde los niños aparecen no es factible que el horror esté presente en estado puro, tal y como es el caso de “Derrumbe”; no obstante el título es una pista a tener en cuenta, ya que vaticina que no todo será una tarde de paseo otoñal en las playas de no se sabe que localidad y en la tierna compañía de una niña.
Todavía me pregunto cómo he conseguido acabar esta novela de Ricardo Menéndez; sin querer me vi atrapada en una lectura sobrecogedora y cruel que era incapaz de abandonar,y pasaba de la necesidad de aparcarla a la urgencia por terminarla. Reconozco que he sido muy tenaz y morbosa, algo impropio de mi, pero igualmente estoy satisfecha por haber podido extraer una conclusión de este relato más allá de las letras escritas por su autor, ya que he querido ver una invitación a la reflexión que no me he querido perder y menos después del esfuerzo que he hecho ante tan original thriller coral.
En menos de doscientas páginas, se desarrollan dos historias yuxtapuestas que irán avanzando hasta coincidir en un final de los que se llaman circular; aunque podría deciros que para mi es una novela de asesino y policía, narrada en tercera persona, eso sería demasiado simple, de manera que tras superar esa primera impresión, identifique otros rasgos que la alejaban del género de novela negra o policial; más bien es una novela de personajes que van formándose a través de sus actos, conductas y pensamientos.
Sin duda el protagonista por excelencia es el “MAL”, así con mayúsculas, se convierte en el instrumento que genera la trama, el mal de la sociedad, del mundo que lo acoge y de la humanidad que lo ejerce. La capacidad de ese mal para generar terror, miedo y parálisis en los seres humanos que lo utilizan, padecen y lo presencian. Ese mal y el terror es utilizado por el autor como hilo conductor del relato desde el principio al fin del mismo.
Ante este panorama el título está justificado, el “Derrumbe” de los valores que mantienen a la humanidad se consolida con pies de plomo; la palabra ha perdido la capacidad de comunicación, la razón ya no responde a su misión para la que fue destinada, el consumismo, la mentira, la superioridad de la imagen y los anhelos por desear lo que no se tiene, condenan a la sociedad a su ganado y bien merecido “Derrumbe”.
Todo esto que os cuento lo he descifrado en una lectura que no aparecen en las páginas del libro pero que se dejan leer en todos y cada uno de sus renglones.
Estructurada en tres partes bien diferenciadas que prefiero no comentar para no desvelar los entresijos de la novela; a cambio os contaré que el papel estelar se lo lleva un asesino en serie, maniático, sádico y con un despliegue de crueldad que no conoce límites. Para completar la pareja el policía que lo busca y que asiste perplejo a los métodos macabros y despiadados de este aniquilador de vidas. Por si pareciera poco el plantel de “malos”, entran en escenas tres terroristas que aplican el terror dosificadamente en sus principios, para ejecutar un acto final de los que a mi me gusta llamar de “traca”, de esos que acaban en masacre y salen en las portadas de los noticiarios.
Lo más curioso es que Ricardo Menéndez, recrea esta dura historia en una localidad ficticia con nombre de asteroide, Promenadia y claro, esto resulta algo discordante entre tanto exceso de terror.
Conclusión, que animo tímidamente a su lectura porque me temo que la reseña invita poco a convenceros de ello; para ganar algún atrevido que se decida, me gustaría comentaros que me recordó a las películas del “Silencio de los corderos”, “El coleccionista de huesos” y “Seven”, ya que hay un claro uso del lenguaje cinematográfico, frases cortas y descripciones muy detalladas que buscan un impacto inmediato.
No es raro que los autores a través de sus novelas nos fuercen a reconocer que el mal que aqueja la humanidad es la causa de su declive y que sin quererlo contribuye con sus actos irracionales a su decadencia; para mi que la novela muestra una visión catastrófica del mundo a causa del poder omnipresente e incuestionable del mal.
Al final no decepciona tanto.

La que vemos a nuestro alrededor es una sociedad frágil, enferma, indefensa, en profunda decadencia. Una civilización que cede a todas las tentaciones, excepto a la del esfuerzo, camina lentamente hacia su final” .

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