martes, 29 de abril de 2014

Corrientes oceánicas, Félix J. Palma

Lo que más claro me ha quedado tras leer este curioso libro es que nuestra vida es un puzzle que vamos completando a medida que avanza el tiempo y que por mucho que nos esforcemos no siempre encajan todas las piezas con la exactitud para las que han sido creadas; muy al contrario, en no pocas ocasiones, las piezas se resisten a encajar ordenadamente y siempre hay una que acaba perdiéndose para definitivamente condenar la estampa oculta en un “cuadro incompleto” de lo que debía haber sido y no fue.
Entre novelas de setecientas páginas, siempre busco algunas que me permitan descansar de esos volúmenes y buscando, buscando encontré “Corrientes marinas”, una sinopsis curiosa y una portada colorista me ha permitido disfrutar un par de tardes de esta mezcla de drama y suspense de la mano de un autor de cuentos y del que no había leído nada hasta ahora.
Un accidente de autobús, la muerte de un hijo y un puzzle inacabado, desencadenan varias historias de diferentes registros dentro del mismo argumento. Narrado en primera persona por Alberto, personaje que lleva el peso de la historia y gracias al cual se avanza en la novela por caminos que desarrollan temas tan variados como la relación de pareja, el drama de la muerte inesperada, el duelo, la sectas satánicas y la resolución de un misterio.
Planteado en partes muy bien diferenciadas, Félix hace una exhibición de imaginación que le permite incluir en la realidad cotidiana todo los elementos fantásticos a su disposición, llegando a mezclar todo con tanta habilidad que dudas de lo que es realidad y aquello que es claramente ficción.
Al principio el relato se estanca en la muerte de Sergio y sus compañeros, las consecuencias de un drama de tal magnitud y la manera de afrontarlo por nosotros los mortales. Posteriormente, se asiste al cambio narrativo y se inicia una historia de suspense e intriga motivada por la necesidad de esclarecer las causas del accidente, para finalizar con un misterio resuelto y un final algo novelesco y de cine.
Personajes bien creados y definidos por sus papeles, adornados con sus sufrimientos, emociones, defectos y virtudes. Su participación en la historia están muy bien justificados y eso ayuda a dar sentido a las partes más ficticias de la novela.
Me ha gustado especialmente la parte en la que cuenta la historia del excéntrico Duncam Madox, es como si de manera aislada nos contara un cuento acerca de la vida de un personaje de esos de vida extraña que sufre y muere por sus extravagancias de vida.
Reconozco que sin buscarlo me he encontrado con un relato entretenido que crecía a medida que avanzaba en su lectura, no exento de notas de humor negro, con buenos cambios narrativos que oscilaban entre el dolor y la intriga, en el que se aprecian los rasgos de un “contador de cuentos” , con un lenguaje asequible y un epílogo digno de aplauso.

La vida está hecha de pequeñas casualidades que en no pocas ocasiones se nos revelan con atronadora e imprevisible ironía”.

sábado, 26 de abril de 2014

Las tres bodas de Manolita, Almudena Grandes

La reseña de “Las tres bodas de Manolita” no es algo que se pueda hacer fácilmente; casi ochocientas páginas no se comentan “como si nada”, intentaré ser objetiva y no mostrarme apasionada ante una de las novelas más bonitas de las que he leído últimamente y de una de las autoras con la que más suelo disfrutar. Lo primero que me llamó la atención es el título, tres bodas para una sola “Manolita”, madre mía, si con una es y ya te quedas satisfecha para toda la vida, con tres debía ser de record... y luego, estaba expectante ante la tercera entrega de los “Episodios de una guerra interminable” de Almudena Grandes, puesto que los anteriores ya están leídos y gozan de mi aprobación al igual que este último y en espera de los que faltan.
Voy a empezar por el principio del libro y con ello aviso a los lectores que decepciona y desgana hasta el extremo de plantearse seguir con la obra; para mi gusto es desacertado porque roza tal bombardeo de datos históricos y nombres de una aridez a lo “Guerra Civil” pura, que temes que el resto sea más de lo mismo y te resistes a bucear en planfletos políticos en los que el lector se desorienta sin remedio. Mi sorpresa comienza tras esas primeras tediosas páginas... menos mal, porque ya había arrinconado durante semanas la lectura de Almudena temiéndome algo así.
Una vez superado ese escollo el resto ha sido un disfrutar desde la aparición del primer personaje hasta la última frase de la novela. Su argumento está resumido en la contraportada del libro, pero yo no lo cuento porque no suelo hacerlo; prefiero animar a los lectores a que lean la historia de Manolita y la de todos y cada uno de los personajes que la acompañan en su odisea personal; personajes descritos con el arte de un escultor, ya que talla personalidades al milímetro, tanto que asumes que son reales, sino todos, la mayoría. De cada uno, Almudena teje magistralmente una historia humana, que puede ser leída aisladamente, pero que tarde o temprano acabaran cruzándose con las restantes, confeccionando una asombrosa tela de araña. Historias que ayudan a contextualizar el ambiente del Madrid de Posguerra, retratando la miseria, el hambre y la obligada supervivencia de aquellos que lo perdieron todo y que tuvieron que defenderse de las adversidades más crueles e inimaginables. Sin duda es el reflejo de una sociedad de vencedores y vencidos, de costumbres y hábitos que iban perfilando un futuro a largo plazo, un despliegue de modas, de conductas, moralidad y valores “humanos” con los que se convivió casi cuatro décadas en España.
Para ello utiliza la autora la vida de Manolita y una galería de acompañantes que no pueden considerarse “actores secundarios” por el impacto de sus vivencias y la aportación a la trama; no se puede prescindir de ninguno de ellos pues la obra quedaría “coja” y falta de sentido. Esos mismos personajes aparecen en escenarios que dan riqueza al argumento; tablaos flamencos, tabernas, pastelerías,la cárcel de Porlier, Cuelgamuros, el Valle de los Caídos, los internados, las comisarias y cualquiera de los edificios de Madrid durante los años cuarenta.
La mujer está considerada la columna vertebral de la narración, crece a medida que avanzas en sus relatos de vida y por supuesto Manolita evoluciona con la realidad con la que debieron hacerlo las mujeres de esa época.
Me atrevería hablar de una historia de amores, pasiones, lealtades, compromisos, traiciones, amigos, enemigos y desdichas, mucho sufrimiento y demasiadas penalidades. El recorrido cronológico de la novela abarca hasta la Transición Democrática, lo que resulta reconfortante porque te encuentras con los protagonistas en unas circunstancias de libertades hechas realidad.
Ingeniosa la introducción de pasajes donde Almudena recupera a los protagonistas de sus dos anteriores novelas, resultando gratificante esta decisión; a ello hay que sumar los habituales recursos de la escritora; multitud de personajes, saltos en el tiempo, continuas referencias al pasado y al futuro, ritmo vertiginoso, lenguaje sencillo, uso de las emociones, descripciones minuciosas...
Tengo que reconocer que no es la típica novela agresiva de vencedores con escenas desagradables que yo temía, aunque por supuesto hay una intencionalidad de denuncia a hechos que ocurrieron como parte de la calamidad histórica derivada de la Guerra Civil Española; pero ha logrado una obra de ingeniería literaria y narrativa a lo largo de cientos de páginas que acaban haciéndose pocas, por lo mucho que se disfruta. Igualmente me parece leer entre líneas un homenaje a la mujer, a su fuerza y a su integridad humana.
Ni que decir que en aquella época y en el entorno de Manolita te podías casar tres veces y más; eso sucedía en un lugar determinado, por unas razones concretas y con requisitos muy estrictos... pero no voy a resolver el misterio, prefiero animar a que se lea la novela para desvelar como a las mujeres de esa tiránica vida le quedaban ganas de casarse más de una vez.
Reconozco que en la reseña falta objetividad pero es que en el fondo me he dejado llevar por “las emociones” y por el acierto de haber sido invitada voluntariamente a las “Tres bodas de Manolita”.

La verdad es lo que es y sigue siendo la verdad aunque se piense al revés”.

domingo, 20 de abril de 2014

Cinco mujeres y media, F. González Ledesma

De vez en cuando me gusta cambiar de registro y para ello nada como una novela de género policíaco y si es español, mejor. Ambientada en la Barcelona anterior a las olimpiadas, el autor nos presenta una trama con todos los ingredientes de las novelas negras donde tras la violación y asesinato de una joven en el barrio del Raval, el inspector tradicional Méndez, debe resolver el misterio aunque no sea el encargado de tal misión. Su sentido del deber y ciertas relaciones personales con el caso, le llevan a desentrañar una investigación mucho más allá del delito en cuestión.
Estructura del argumento muy sencilla, con la linealidad propia de estos relatos donde aparece el inicio, nudo y desenlace; todo ello con una tensión narrativa muy bien administrada y expuesta en diferentes voces que nos llevan continuamente del pasado al presente. Destaca el realismo social expresado en el lenguaje vulgar, irónico, mordaz y critico de las situaciones que viven los personajes, así como sus historias personales que nos ponen ante vidas descarnadas y ruinosas.
Aunque el punto de partida es el esclarecimiento del asesinato de Palmira, el nudo gira alrededor de otras historias secundarias que desencadenan el argumento de la novela casi en su totalidad, tanto que el desenlace es imprevisible por la aparición de esta mujer, gracias a la cual el final es brillante y muy bien acogido.
Todas las mujeres de la novela tienen en común desgracias personales, infancias rotas, pobreza extrema, futuro incierto, indefensión social y soluciones desesperadas. Tales penalidades quedan inmersas en un retrato social con todos los ingredientes típicos del género; injusticias, corrupción, inmobiliarias, venganzas, sicarios, abusos de poder, prostitución, maltratos, chantajes... Cada personaje está perfectamente perfilado y descrito con precisión, destacando la figura de Méndez que nos recuerda a otros inspectores de escritores y sagas conocidas. Es imposible no desarrollar empatía con este “individuo” que en nombre de la ley se salta todas las normas bajo la bandera de una “justicia urbana” particularmente aplicada y con la que sin quererlo “damos por buena” ante la “injusticia institucionalizada” de la que a diario cierto sector de la sociedad es siempre víctima.
El crimen no representa la prioridad del escritor, es un medio para desarrollar en el relato otros delitos que se cometen frecuentemente y con los que estamos familiarizados hasta el extremo de no generar el sentimiento de repulsión que estos llevan implícitos.
Presentada en capítulos con abundantes diálogos y entradas alternativas de personajes con sus historias particulares que van avanzando poco a poco al mismo ritmo hasta llegar a un cierre único. Sin quererlo las “cinco mujeres” nos dan un gustazo digno de un final de novela; ojalá todo fuera así en la cruda realidad. La recomiendo para un par de tardes sin más pretensiones que entretenerse entre líneas llenas de criminales, delitos, comisarias, buenos y malos... vamos toda una crónica social en negro.

Si cada uno escribe su propio destino, habrá que tener cuidado con las faltas de ortografía”.

jueves, 17 de abril de 2014

La reina descalza, Ildefonso Falcones

Aunque no he tenido oportunidad de comentarlas,no es la primera novela que leo de Ildefonso Falcones; las dos anteriores, “La catedral del mar” y “La mano de Fátima” las leí en cuanto se publicaron y de ambas sólo tengo cosas buenas que decir. En cuanto a “La reina descalza” mis impresiones son contradictorias, por una parte he de reconocer que se trata de una obra bien narrada con un estilo fluido y sencillo, asequible a todos los lectores y “fuera aparte” otras pegas que le veo; es entretenida y al fin y al cabo cuenta una “historia bien contada”.
Ambientada en el Siglo XVIII español, época con la que no disfruto mucho, en las ciudades de Sevilla y Madrid, nos sumerge en la vida de Milagros y Caridad dos mujeres que vivirán sus vidas apegadas a un mundo especial y concreto como es “el pueblo gitano”.Junto a ellas, una galería de personajes secundarios que recrean un relato lleno de amores y desamores, aventuras y desventuras, humillaciones, desdichas, violencia, sumisión, imposiciones, pasión, odios, hambre y miserias. Pero por encima de todo el valor de la amistad entre ambas mantiene el hilo conductor del argumento desde sus inicios hasta el final.
El autor demuestra su arte en la documentación lo que es de agradecer para poder tener una idea de las consecuencias históricas que se derivaron de las ordenanzas y decretos reales que afectaron a las minorías étnicas y religiosas en estos años tan convulsos de la Historia de España.
Ahora bien, la primera critica que tengo hacia la novela es inevitablemente las setecientas cincuenta y dos páginas de esta; creo sinceramente que le sobran al menos doscientas y esto es así porque las descripciones se alargan y repiten extraordinariamente y llega el punto en el que vas saltando páginas en las que poco se dice y menos te pierdes... Además la profusión de diálogos se hace cansino, tienes la sensación de estar leyendo el libreto de una telenovela y antes de leer ya sabes las contestaciones. El ritmo es cambiante y muy lento en puntos de la narración donde se pide a gritos acción; ello deriva en cierto aburrimiento y en un alarmante peligro de abandono de la historia.
Es cierto que Ildefonso no escatima en diseccionar el mundo gitano en lo referente a principios de vida, leyes internas y costumbres (la honra, el orgullo de raza, el deber del “gitano”, el patriarcado, las venganzas y recillas generacionales, los clanes, la defensa de la familia) que aún hoy les representan.
Precisamente aquí es donde chirría el final de la novela, resulta poco creíble que con un monumental conflicto entre Garcías y Vegas, Carmonas y Heredias, todo se resuelva rozando lo idílico.
Buen papel otorgado a la mujer, tanto que defiende el matriarcado que por supuesto es incuestionable en esta raza. En no pocas ocasiones cuando te has familiarizado con personajes relevantes del relato percibes que llevan desaparecidos demasiado tiempo y te preguntas qué ha sido de ellos y dudas de si volverán a formar parte de la trama; por supuesto el autor los recupera, pero no siempre le encuentras justificación a dicha aparición.
Aplaudo la forma original en la que integra ciertos temas que son señas de identidad de la época: el contrabando, la esclavitud, el mercado y trabajo del tabaco, los teatros y el flamenco. La música representa el canto a la libertad y prueba de ello son las numerosas alusiones en forma de frases cortas que se hacen en toda la novela.
Definitivamente la recomiendo aunque algo desilusionada por la carga de clichés que tiene y el exceso de datos y descripciones que la hubieran hecho algo más dinámica. No obstante no puedo decir que me ha decepcionado y sí admitir que vamos buscando y exigiendo al autor obras como las ya escritas y es que “las comparaciones siempre son odiosas”.

Nosotras solo podemos luchar por olvidar nuestros dolores y sufrimientos, para vencerlos, pero nunca para vengarlos. Aferrarnos a la esperanza, por pequeña que esta sea, y mientras tanto, de vez en cuando, solo de vez en cuando, intentar volver a sentirnos mujeres”.
( La reina descalza)

domingo, 13 de abril de 2014

Lugares que no aparecen en los mapas, Berta Noy

Para hacer el tránsito entre una novela y otra, habitualmente alterno los géneros y descanso de un ritmo de lectura para prepararme ante  lo que será seguramente una obra de grandes dimensiones. Este es el caso de los lugares que al parecer no están en los mapas... Ya he comenzado un “novelón” que me llevará algo más de tiempo y con narraciones como las de Berta Noy parece llegar una con “las pilas a tope”.
Argumento sencillo referido a una historia común que habla de sentimientos, emociones, pasión, reencuentros y reflexiones. Al leer la sinopsis convence, pero realmente decepciona y no responde a lo ofrecido en la reseña. Narrada en primera persona yo me inclino por situarla en una historia de amor corriente con todos los ingredientes que estamos acostumbrados a leer en ellas. Aprovechando el recurso de los recuerdos la autora presenta en un continuo ir y venir del pasado al presente, el primer amor de Claudia con Elliot siendo aún muy joven y su reencuentro con él pasados veinte años. Esa segunda oportunidad se trunca por la desgracia desencadenando un tsunami de emociones verbalizados por la protagonista que lucha entre los caminos que marca el corazón y los senderos de la razón.
Estilo muy sencillo y femenino que nos ayuda a percibir lo bien expuesto que está el crecimiento personal de la adolescente alumna de su profesor a la amante solitaria.
Ritmo muy pausado, extensión justa, sencillo en su vocabulario, algo intimista y dividida en capítulos que son elegantemente presentados con frases o versos relacionados con el contenido de lo narrado.
Personalmente carece de sobresaltos, de misterios, puedes anticiparte a los sentimientos de Claudia, a su dolor , a su desesperación... tal vez por las cargas de realismo que no son ajenas al argumento; me atrevería a presentarla como el relato de una pasión con su cara de belleza y su cruz de amargura. Respecto al final hay poco que decir porque es parte del argumento de ahí que el factor sorpresa no esté presente y haga aburrida la novela; de todas maneras me ha dejado el camino allanado para el “novelón” que tengo entre manos.

Los errores son dolorosos cuando se suceden, pero con el paso de los años una colección de ellos llamado EXPERIENCIA nos llevarán derechos al éxito”.

jueves, 10 de abril de 2014

Memorias de un sinvergüenza de siete suelas, Ángela Becerra


Impactante y colorida portada para una no menos delirante novela. Necesitaba una lectura para superar unos momentos de agobios que ya se estaban haciendo crónicos y tiré de este largo título que acabé por memorizar como “el sinvergüenza del pavo real” y en honor a la verdad me ha arrancado muchas risas y me ha hecho recordar un montón de tópicos de nuestra querida España que tan integrados tenemos en nuestro carnet de identidad y carta de presentación nacional.
Dentro de la narrativa hispanoamericana, Ángela Becerra relata a modo de memorias la trayectoria de la vida de un conquistador incorregible llamado Francisco Valiente. En su propio velatorio y teniendo a Sevilla como escenario, el finado recuerda sus andanzas y hace repaso de su vida deteniéndose en los actos más ruines y a la vez más generoso que le han llevado a ser el personaje más pintoresco de la capital hispalense.
Dicho relato está narrado a tres voces, junto a la del “sinvergüenza”, su esposa y su amante se convierten en las principales protagonistas del espectáculo que se vivirá en el plazo de veinticuatro horas, las utilizadas por la autora para revivir lo acontecido en la vida del también conocido como “El Hermoso”.
Al principio tuve la sensación de que me iba a encontrar con una novela como “Cinco horas con Mario”, pero nada más lejos de la realidad. Este curioso trío de narradores se sirven del funeral para expresar los sentimientos más profundos de la manera más esperpéntica imaginada. Cada uno de ellos como si de intermitentes de automóviles se tratara van interviniendo simultáneamente y relatando historias que no por grotescas dejan de parecer reales.
Asistimos al desmenuzamiento de una sociedad con todas sus caras representadas en personajes que abarcan desde políticos, banqueros, cantaores, toreros, ganaderos, constructores, amantes, prostitutas, religiosas, y todos los que nuestra imaginación alcance. Es una historia de miserias, vanidades, rencores, riesgos, mentiras, muerte, celos, miedos, excesos, lujos, pasiones, corrupción y emociones. “Un todo incluido” que le llamaría yo y que nos resulta extremadamente familiar. No hay que olvidar que existen pasajes con fuertes cargas de erotismo y sensualidad porque el trasfondo es la critica a la vida de un seductor en potencia y la autora lo ha quedado muy explicito a lo largo de la novela.
No sólo zarandea a la sociedad en general sino que se recrea en tradiciones y tópicos y en la institución del cotilleo y la falsa moral. Presenta evidentes dicotomías con parejas como la riqueza y la pobreza, amigos frente a enemigos, amores y odios... todos reflejados en las “historias” aportadas por los que desfilan ante el féretro del malogrado Francisco.
Prosa muy sencilla que engancha desde el principio por la frivolidad de lo contado; en el fondo por un lado he tenido la sensación de estar leyendo una triste historia de amor de adolescentes frustradas por las conveniencias e intereses sociales y por otro encontrarme ante un argumento de infidelidad y venganzas sin límites, donde cualquier cosa vale para hacerse daño incluso a uno mismo.
Personalmente he disfrutado porque ha sido capaz de arrancarme más de una carcajada, me ha permitido empatizar indistintamente con los tres narradores, me han gustado ciertos extremismos de Ángela para describir situaciones de amor, desamor y sexo. La recomiendo para todo el que quiera divertirse un par de tardes ya que su lectura es muy ágil por la abundancia de diálogos y la separación en capítulos de breve duración.
No quiero terminar sin garantizar que la elección de los pavos reales es acertada para justificar la existencia de los mismos en la vida de Valiente y por supuesto en la espectacular portada; y que el final por una vez ni me lo podía imaginar y por ello aplaudo a la autora por la generosidad del mismo como premio a sus lectores tras un velatorio tan intenso como original e inolvidable.

Quien con el diablo largas piezas de baile ejecuta, jamás podrá escoger la música de tan envenenadas baladas”.

domingo, 6 de abril de 2014

La fórmula preferida del profesor, Yoko Ogawa

Por primera vez y sin que se convierta en una cómoda costumbre voy a inaugurar el comentario de esta “joya” con el resumen de la misma, más que nada porque me parece que será de ayuda para comprender la historia que en
ella se nos cuenta delicadamente .Una madre soltera entra a trabajar como asistenta en casa de un viejo y huraño profesor de matemáticas que perdió en un accidente de coche la memoria (mejor dicho, la autonomía de su memoria, que sólo le dura 80 minutos). Apasionado por los números, el profesor se irá encariñando con la asistenta y su hijo de 10 años, al que bautiza «Root» («Raíz Cuadrada» en inglés) y con quien comparte una gran afición, la pasión por el béisbol.
Pertenece al género de literatura japonesa y según dicen las notas biográficas fue un auténtico fenómeno editorial. Narrada en primera persona por la asistenta todo el relato carece de una trama predeterminada, su desarrollo es “el día a día” que se sucede en las visitas diarias al domicilio del profesor y aquello que tiene lugar durante los 80 minutos que su memoria a corto plazo permite. Cada mañana se revive el mismo inicio y así avanza el relato desprovisto de intrigas, secretos, suspense, misterios por descubrir, pasiones ocultas o cualquier ingrediente que pueda enganchar al lector.
No por estar ausentes de dichos elementos la narración queda mutilada de elegancia, sencillez y ternura. Un tema se lleva el protagonismo; las matemáticas, disciplina que ha marcado la vida del profesor desmemoriado; eso y el béisbol, ambas modalidades servirán para crear unos vínculos personales entre los miembros de este curioso triangulo, al que nos es imposible nombrar por no aparecer nombres propios para ninguno de sus miembros; solamente el niño recibe un apodo relacionado con el mundo matemático, el resto se diferencian por sus condiciones profesionales, una variedad poco habitual en las novelas al estilo tradicional.
Considero que es una historia entrañable acerca de la vida cotidiana, en ella las matemáticas interpretadas por el profesor intentan dar justificación al movimiento universal de las cosas que nos rodean; pero mi lectura es más sencilla... los personajes reflejan valores defendidos como seña de identidad del pueblo nipón: sentido del deber, generosidad, honradez, compromiso, lealtad, sinceridad y discreción. La asistente representa el valor de la mujer en situación de madre soltera que se defiende ante las trabas de la sociedad, el niño presenta un grado de madurez poco frecuente en el mundo occidental y el profesor es el reflejo de la soledad física y emocional en el que está sumido rutinariamente tras 80 minutos de vida.
La autora ha confeccionado una tela de araña reforzada por vínculos de necesidades comunes a los tres, dando respuestas a las mismas a lo largo del relato. Se asiste a desafíos personales, a un acercamiento entre personajes que nunca van más allá de lo estrictamente permitido, el cariño tiene las fronteras definidas; gran profundidad la que despide el triangulo que crean ese especial trío y que siempre se percibe hasta donde van sus aspiraciones... lo puramente real nunca debe superar los deseos del corazón.
Yo no soy experta en matemáticas y reconozco que cuesta comprender las explicaciones del profesor e integrarlas en las justificaciones que da acerca de ciertos temas; ahora bien, como la historia me tenía emocionada cuando los números me superaban, saltaba y buscaba el párrafo que me conectaba con lo que yo comprendía de la historia que quería seguir leyendo; de manera que no puedo afirmar que gracias a la novela le he cogido cariño a los números ni mucho menos.
La recomiendo a los apasionados de las matemáticas, de los problemas de lógica, de los entretenidos en desvelar ecuaciones y por supuesto a los que quieran disfrutar de una historia de ternura y amistad con un final conciso, real y tan esperado como bien recibido.

Ver el mundo en un grano de arena y el cielo en una flor silvestre” 
“Tener el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora”.

miércoles, 2 de abril de 2014

Entre el cielo y la tierra, Andreï Makine

Confieso que la mayor parte de las veces las portadas determinan mi interés por el contenido de un libro; si a eso le unimos un nombre tan sugerente como el de Andreï, es decir un ruso, la decisión está tomada.
Hace unos días me devolvieron unos libros que tenía dejados a una persona muy especial; como en los últimos meses mis lecturas han sido siempre digitales casi no los había extrañado.Al colocarlos me detuve ante esta novela que para mi sorpresa no recordaba haber leído, repasé la reseña y no estaba en mi disco duro ni el más mínimo recuerdo de lo que la historia contaba; de manera que ante la urgencia de buscar un nuevo ejemplar porque se terminaba el que estaba llegando a la meta, lo coloqué en la parrilla de salida y justifiqué así la necesidad de disfrutar de un ejemplar en papel que francamente sigo echando mucho de menos.
Pues todo esto creo que es lo más entendible de la novela. Ya he dicho al principio que me dejo llevar por las portadas, no recuerdo cuando lo compré y debió quedarse pendiente de lectura porque tampoco era como “para tirar cohetes” y para mi pesar algo de verdad hay en ello.
Nunca había leído nada de este autor tan premiado por los franceses, de nombre y origen ruso cuenta con nacionalidad francesa y un montón de publicaciones que para mí eran del todo desconocidas. “Entre el cielo y la tierra”, que es justamente donde nos encontramos todos los mortales, es una historia que navega entre las memorias de un adolescente y los recuerdos de un adulto bajo el marco histórico de la Batalla de Stalingrado de 1942 y los años sesenta del siglo XX, con una trama que gira alrededor de una fugaz pero intensa historia de dos amantes y las vivencias de un huérfano en un orfanato ruso que demuestra una desmedida curiosidad por la lectura y la vida de un héroe mitad ficción mitad realidad.
No está copiado del resumen de la contraportada es tal como lo cuento. Ante semejante falta de claridad me pasé unas horas dándole vueltas a cada párrafo que leía y no encontraba la sencillez a la que hacia referencia la novela; debía ser cosa de franceses y rusos y mi falta de costumbre a la hora de enfrentarme con este estilo de narración. Como soy inasequible al desaliento y mi curiosidad es titánica, me empeñé en terminarlo y dar algo de sentido a tan original lectura.
Brevemente os cuento, al final he leído dos historias separadas; una de ellas es la narración en primera persona de un adolescente hijo de combatiente ruso en un orfanato soviético y de todas y cada una de sus experiencias durante el tiempo que duró su encierro en un colegio donde la desgracia, la escasez, la militarización y la deshumanización eran ligeramente paliadas por su pasión por la lectura y el contacto con un personaje femenino conocido por diferentes nombres, pero que le aportó la ternura y el afecto del que carecía en su cruel destino. Y una segunda narración que es la historia de amor entre piloto y enfermera, como se conocen, como viven su efímera pasión, que misión lleva a cabo el piloto y su final lógico y previsible; esta segunda parte es más fácil de seguir.
Cronológicamente es difícil de ubicar, pero al término de las doscientas páginas se acaba situando a cada protagonista en su espacio físico y temporal. Lo más curioso es que la trama se desenvuelve en los años de la Segunda Guerra Mundial y Posguerra, pero los detalles acerca de ella pasan de puntillas, es sólo el hilo conductor del argumento. Para mi que el escritor que dice recuperar la historia del piloto delata ciertos rasgos autobiográficos. No he visto un perfil de personajes depurados, me ha costado discernir entre ficción y realidad, entre recuerdos y experiencias... tal vez sea la primera y la última que lea de Andreï y para otra vez intentaré dejarme llevar por otros impulsos, que estos me han sumido en una madeja con demasiados nudos para lo sencilla que prometía ser la novela.
Ni que decir tiene que si la he comentado es porque la he terminado. Pero lo de recomendarla mejor lo dejo.

Las palabras son sin duda la droga más potente utilizada por la humanidad”.