lunes, 3 de marzo de 2014

La cocinera de Himmler, Franz-Olivier Giesbert

Desde que me recreé en tan sencilla portada tuve la seguridad de encontrarme ante una extraordinaria novela. El nombre de Himmler me hizo dudar de si no se trataría de una obra más de la tragedia del Holocausto judío, afortunadamente no es así y ha sido una enorme satisfacción leerla en escasamente dos días; entre otras razones por circunstancias que me han proporcionado tiempo sin límite para ello.
Comencé a leerla hace unos días en Bélgica y me apasionó desde el primer renglón y mantiene la atención de los lectores durante la totalidad de la misma.
Rose, es una superviviente del genocidio armenio de 1905 ejecutado por los turcos, amparada en tres pilares básicos de su vida; la risa, el amor y la venganza, desarrolla su relato en primera persona rememorando su experiencia como heroína y superviviente de un destino impuesto pero al que le supo sacar gran partido. Nos encontramos ante una mujer de mente fría, inteligente, brillante y lúcida cuyo motivo en el transcurrir de los años ha quedado marcado por un deseo de venganza sin prisas, esperando pacientemente la ocasión y el momento de ajustar cuentas con la Historia y la Humanidad. Se podía reflexionar sobre el pasaje que la mantiene unida a su inseparable Biblia, “Ojo por ojo, diente por diente” y la contrariedad de entenderlo como un canto a la esperanza.
Argumento de enorme dinamismo, perfectamente trazado, linealidad cronológica de los acontecimientos vividos y narrados por tan extraordinaria mujer cuya desgracia minimiza con dosis de irónico humor. Aunque ya lo dije al principio, la novela se aleja de las narraciones al uso del extermino del pueblo judío, Himmler es un personaje más que se cruza en la vida de Rose en el transcurso de su epopeya a lo largo de uno de los siglos testigo de la barbarie y la sin razón humana.
Estilo elegante, muy bien documentado, cargado de intimismo, dolor,drama, ajustes de cuentas, muertes y desafíos. Es una demostración de la superación y el testimonio fiel de como se puede recuperar y retomar una vida de las dimensiones de la protagonista hasta llevarla a la nada despreciable edad de ciento cinco años.
No decepciona en absoluto, trazada en capítulos de una justa extensión, al término de cada uno de ellos se espera más calidad, emoción e intriga y el escritor ha dado respuesta a todas y cada una de esas demandas.
No sabría ubicarla en un género concreto porque se pasea entre lo histórico y la novela negra, lo que aún la hace más especial. Sin duda se empatiza con nuestra justiciera cocinera y por lo que le tocó vivir se le perdonan sus “licencias para matar”.

Hasta mi último aliento e incluso después, no creeré en nada salvo en las fuerzas del amor, la risa y la venganza”.

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