domingo, 30 de marzo de 2014

Algún día nos lo contaremos todo, Daniela Krien

Todos nosotros deberíamos tener ese intenso propósito de reservar un día de nuestra vida para contarlo todo... para mí que un día sería insuficiente, mejor reservamos un par de ellos.
La primera novela de Daniela Krien nos presenta un relato muy breve de escasamente doscientas páginas que se leen fácilmente y a la que no le he sabido sacar el partido que yo esperaba. En un marco histórico determinado por la Caída del Muro de Berlín, la vida de María una adolescente de diecisiete años que vive en una granja, va a protagonizar con sus vivencias en dicho entorno la trama única de esta opera prima de la autora alemana. Junto al personaje femenino y para consolidar la historia, Henner un cuarentón se cruza en su camino y establece con la misma una relación pasional, tórrida y turbulenta con extraordinarias cargas de sexualidad que se presentan a lo largo del relato sin justificación aparente; un “aquí te pillo, aquí te mato”, que salvo excepciones resulta pasable y en la mayor parte hasta inapropiado. Francamente, sobra tanto sexo y se echa de menos la parte emocional, social y psicológica de dicha relación, algo que hubiera enriquecido más la calidad de los personajes.
Entiendo que la autora ha pretendido contarnos una historia de adaptación o más bien de inadaptación en la persona de María, que vive sumida en la obligación de vivir en un mundo rural que no ha elegido, en una familia que no es la suya, con un novio al que ama pero no desea y desquiciada por una relación prohibida y sin futuro.
La contextualización de la novela tiene como trasfondo la reunificación de las dos Alemanias tras la caída del muro y el duro camino por recorrer para los que han de enfrentarse a una convivencia llena de recelos, desconfianzas y marcas de un pasado que ha dejado huellas muy profundas. Bien documentada por parte de la autora, pero escasamente perfilada en cuanto a personajes ya que no profundiza más allá de detalles que no trasmiten lo que verdaderamente debió ser a nivel humano la división histórica de la Alemania de Posguerra.
Echo en falta el atrevimiento y la valentía para contar el desgarro y la experiencia de los personajes de ambos lados, creo que es un intento muy sutil de abordar un tema al que se le podía haber sacado mucho partido y haber creado una novela de contenido brutal y conmovedor; más bien ha sido un “nadar y guardar la ropa”. Pienso que ha desaprovechado una ocasión excepcional para acercarnos a un tema que es contemporáneo y del que aún desconocemos mucho en lo que a sufrimiento humano debió ser.
Ya es habitual no abandonar lecturas y aunque mi critica no es para que se lea mañana mismo, tampoco era para cerrarla sin más. Terminada y misión cumplida.

A veces es difícil saber quien llama a tu puerta: la oportunidad o la tentación; no dejes pasar ninguna de ellas”.

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