jueves, 13 de febrero de 2014

El juego de Ripper, Isabel Allende

Uno más de Isabel Allende terminado. No voy a poner puntos suspensivos que mi tutor se pregunta a qué responde esa debilidad por “los puntos”, no había caído hasta ahora pero a lo mejor es por la cantidad de “puntos” que yo misma llevo en mis carnes serranas.
Bromas aparte y sin mencionar los consejos de “Mi Candi” que luego todo se sabe; me encuentro en un gran dilema a la hora de hacer una reseña acerca de la última creación de una de las escritoras que mejores ratos me han hecho pasar leyendo y que nunca me ha decepcionado. Alguna vez tenía que ser la primera...
Conozco la costumbre de la escritora de comenzar un libro todos los años el día de “Reyes”, lo ha contado en entrevistas y claro yo estaba esperando el lanzamiento de la novela porque ya tocaba. Nada más verlo en las librerías me dispuse a colocarlo en la lista de prioridades con el entusiasmo con el que siempre recibo yo a los “hijos de Allende” y que pereza tener que mostrar mi desilusión y desencanto por la misma. Estoy “pez” en el tema de los juegos de rol de manera que ese trasfondo no lo puedo criticar, lo que sí puedo valorar es la estructura que elige para la novela, la temática, el género, la trama y el desenlace.
Las primeras líneas del libro te enganchan y te frotas las manos emocionada sabiendo que vas a disfrutar mucho, porque un inicio así sólo puede deparar una gran historia con un final de iguales o semejantes características. Puede que esas expectativas hayan contribuido a mi desencanto. 
En un intento por desvelar una serie de asesinatos en la ciudad de San Francisco y bajo los rasgos de la novela policíaca o negra; la autora despliega una trama donde el vaticinio de dichas muertes por parte de una astróloga pasa a segundo plano ensombrecido por la “allendista” manía de otorgar a los personajes un papel estelar que arruina el contenido de la trama, su desarrollo y final. Creo que si lo hubiera leído sin saber su autor lo habría descubierto porque es fiel a su estilo, lo que me obliga a decir que la he terminado porque era ella, de no ser así tal vez la hubiera abandonado.
Cuatrocientas ochenta páginas para describir minuciosamente personajes que se incorporan en cualquier momento a la narración y de los que nos cuenta absolutamente todo de su vida pasada, presente y futura; podría decirse que es una novela de “Historias de personajes” y tras doscientas páginas siguiendo este modus operandi, recupera los asesinatos y a los frikis que llevan una investigación que “ríete tú de la CIA”.
A medida que avanzaba hacia el final, el que descubrí ante de lo que yo pensaba, me venían a la cabeza novelas suecas y películas trilladas de televisión que le restaban emoción y originalidad. Francamente esperaba otra cosa y repetir que el desfile de participantes en la novela, bien relacionados, y sus descripciones, te plantea el interrogante de si la autora no “rellena” en exceso sus novelas en un intento de hacerlas grandes en páginas y pequeñas en contenido. Mejor que cambie el “rol” y nos deleite con más calidad y menos cantidad.
Siento decir que no es el género para ser trabajado por ella, aunque las connotaciones de sagas familiares están presentes, abuelo, hija, yerno, nieta, madrinas y … (ahora tocaban puntos). No obstante a los fieles lectores de Isabel les gustará, la considerarán valiente por haber coqueteado con la novela negra, por sus cambios de registros que le alejan de lo estrictamente familiar y evocaciones de recuerdos; pero confieso que en determinados momentos del libro pasaba las hojas muy ligera porque sabía que no me perdía gran cosa y en las lecturas que suelo elegir me gusta recrearme y disfrutarlas al máximo.
Al comentarla no tengo por menos que recordar a María Dueñas y su “Misión olvido”, claro que en este caso la producción literaria no permite comparación.
Para finalizar comentaros que los adolescentes que participan en el juego padecen todos serios problemas físicos, psíquicos, emocionales, afectivos y de habilidades sociales; vamos lo que yo digo frikis, porque no me creo que sean todos así y luego extremadamente inteligentes... eso en mi instituto no pasa; todos muy sanitos pero de inteligencia “cortitos” (la tienen reservada para otras cosas).

Daría todo lo que se por la mitad de lo que ignoro”.

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