miércoles, 3 de julio de 2013

Cosas por las que llorar cien veces, Kou Nakamura

Menudo título en un momento donde lo último que debería hacer es llorar.En realidad nos pasamos llorando buena parte de nuestra vida por cien cosas diferentes y cien veces por la misma cosa... en definitiva que mejor sería reir miles de veces por infinidades de cosas que no empaparnos la cara de lágrimas que nos corren el rimel guarreteando nuestras lindas facciones. Son cosas de la humanidad.
Los japoneses son únicos para esto de las presentaciones literarias y en mi curiosidad desmedida decidí abordar esta novela de Kou Nakamura que sobra decir su nacionalidad porque lo que es seguro es que de Granada no es. Fiel al modelo de literatura del imperio del sol naciente, el autor nos cuenta una historia de amor con grandes dosis de tragedia y tristeza pero endulzada con un tratamiento muy especial que conmueve e invita a reflexionar sobre lo efímero de nuestras vidas.
Dentro del género de novela japonesa contemporánea, se presenta con una especial estructura en cuatro partes argumentales a modo de situaciones diferenciadas que acaban resolviéndose a través del protagonista. Una enorme bofetada emocional de dolor bloquea de la noche a la mañana a Fujii, trastocando su vida y la de la persona a la que ama; en ese momento de giro vital, se replantea todos los valores de vida y los esfuerzos se concentran en hacer frente a un desenlace cruel. Resulta emotiva y entrañable aún con la carga sentimental de tristeza que recorre todo el relato. Es de fácil lectura, escasas doscientas páginas que evitan ser morbosas y para nada un recreo de los aspectos más lamentables del argumento. Los personajes no están perfilados lo suficiente como para sentir desgarro por lo que viven, de ahí que el centro de la trama sea despertar en el lector el interés por la precariedad de nuestra existencia y de todo lo que nos rodea.
La muerte es sin duda el tema principal y nuestra negativa a integrarla en nuestro día a día y sin embargo convivimos a diario con ella. Nunca estamos preparados para el zarpazo de “la pelona”. Leídas estas últimas líneas es imprescindible advertir que no es recomendable para todo tipo de lectores, lo que no quiere decir que detrás de cada frase existe un aprendizaje agudo y de gran utilidad. Por su contenido desaconsejada a los que huyen de estas “historias que le pueden hacer llorar cien veces” y además no son fans ni seguidores de la literatura japonesa. Mejor “reímos mil veces por mil cosas distintas”
En ocasiones la única salida para encontrar esperanza es ir hacia atrás y detener la marcha al frente”.



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