sábado, 1 de octubre de 2011

Estoy esperándote, Pilar Periáñez

Ante la impaciencia y emoción por la llegada de un ser querido, en ocasiones los sentimientos se desbordan y un recurso gratificante es escribir una carta para quedar constancia del estado de alegría e inquietud que se mezclan en el corazón de quien espera al que está por venir. Podría haberlo escrito cualquier abuela a su nieto; pero lo escribí yo y es un placer compartirlo con vosotros. 

"Estoy Esperándote"
Nacer es el primer acto de todos los seres humanos, el primero y el más increíble de ellos. Es un acto compartido con el resto de los seres vivos, pero entraña la primera experiencia de valentía realizado de forma inconsciente y necesaria, cuando aún se desconoce la magnitud de lo que verdaderamente se está haciendo y la trascendencia y protagonismo de semejante acción.
Ya nada volverá a ser igual después de poner en marcha el proceso de llegar al mundo; se abandona esa paz y quietud del seno materno, esa seguridad y dependencia de otra vida, vida que te ayuda a crecer, que se encarga de que nada te falte ni te preocupe ni te afecte... El nacimiento te obliga "involuntariamente" a separarte de ella, a salir de las entrañas de quien lo daría todo por ti... Es tan obligatorio nacer, que no eliges el momento, la propia naturaleza lo impone, sólo te dejas llevar y ejecutas sin cuestionarla la también primera orden de tu vida.
A veces te resistes, dilatas en el tiempo la permanencia en ese espacio de amor, donde escuchas palabras de cariño, de espera, donde sin haberte visto ya se te considera precioso, donde sin saber tus medidas, ya saben que eres grande, muy grande, donde sin haber visto tu cara ni mirado se te reconocería entre un millón como tú, allí donde ya eres la preocupación de tus padres, el objeto de sus mimos, el receptor de pequeñas y tiernas conversaciones sin sentido, el interlocutor pasivo al que se le presenta formalmente a su "Hermana Mayor", aquel que recibe sus besos desde el exterior, ese medio ajeno a ti que espera pacientemente tu presencia y anhela poder decirte al oído lo importante que eres y serás toda tu vida, a los pocos segundos de estar entre nosotros.
Sí... se debe ser muy valiente para dejar toda esa paz y enfrentarse a lo desconocido, a todo aquello que no tiene nada que ver con el vientre de una madre a la que a pesar de la irreversible separación, permanecerás eternamente unido hasta el resto de tu vida...
No traéis un manual para tal hazaña, las escasas pistas se os dan en el momento de la concepción y necesitáis usarlo para enfrentaros en el día señalado a fin de pasar victoriosos a esa otra vida que comienza en el cero día, el del aterrizaje, aunque ya contemos con la nada despreciable edad de nueve meses, esos que se les olvidan a todos menos a las madres; esos que ya han determinado lo que habéis sido, sois y seréis desde ese mismo instante...
Es cuando pasáis al estado de "autonomía", entre comillas.....para respirar, comer, dormir, llorar, y abriros camino en un mundo desconocido y casi hostil en sus inicios, si se le compara con la plenitud del seno materno que ya nunca volverá.
La ventaja, es que os queda tiempo para no sentiros abandonados ni solos, al menos al principio seréis el objeto de todo tipo de atenciones de quienes os rodean, la preocupación y el desvelo de los progenitores, el motivo de sus sueños y proyectos, el destinatario de sus besos y abrazos, el centro de su universo; ese universo que ya está ocupado, pero que se hace más grande para que más de un corazón, en este caso el tuyo, lo haga más infinito junto al de tu "Hermana Mayor"... Nunca se sabe si ante el momento final se está preparado, lo que es seguro, es que el destino se ha hecho presente y no os podéis esconder permanentemente en el refugio que os dio la vida, ya habrá ocasiones para resistirse, ahora es el momento de devolver el favor a quien durante tu gestación se ha encargado de ti; debes colaborar y demostrar de lo que eres capaz... ser el campeón incluso antes de nacer y dar la cara ante los que estamos emocionados y deseosos de ser parte de tu vida.
De modo que a por todas... aquí estamos una legión de seres queridos aguardando esa anhelada llegada, imaginando tus ojos, tu boca, tu nariz, haciendo apuestas sobre tu parecido, temerosos por el recibimiento de tu hermana mayor y preparándote este mundo, para que desde el primer momento sea de tu total agrado; no hay duda de que será inmensamente maravilloso por el simple hecho de gozar de tu presencia.
Ya eres parte de una tribu, caminarás de la mano de un jefe que te dará todo lo necesario para sobrevivir y enseñarte los secretos de la vida; irás en los brazos de una mujer que te llevará donde sea preciso, brazos que te rodearan como un cinturón amurallado para protegerte de los peligros que puedan acecharte; de ahora y hasta el final del camino, no abandonarás la tribu por mucho que te alejes; porque ellos son y serán parte de tu vida para siempre.
Estamos aquí, mis brazos, otros brazos que también están dispuestos a cercarte y darte cuanto necesites, un castillo de menor dimensión pero lleno de esperanza y fortaleza para los dos, para ti y para tu "Hermana Mayor"
No tardes que ya estamos preparados. Cuando te tenga en brazos mi impaciencia será plenitud y será el momento de darte la bienvenida a mi vida. “Estoy esperándote” . Te Quiero mi niño.

"Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje, voluntad y determinación; son los retos de una existencia heredados en nuestra concepción y la oportunidad para demostrar nuestra valentía como seres vivos".